jueves, 31 de julio de 2014

LA IGLESIA NUEVA Y DINÁMICA Cap. 9 y 10 de V.P.Wierwille

Tercera Parte

LA BASE DE PODER DE UN CRISTIANO

En un capítulo previo titulado "¿Qué es la adoración verdadera?" estudiamos brevemente lo que la Tercera Parte, "La Base del poder de un cristiano", examina más detalladamente. Al tener una base de poder, los cristianos no tenemos que conformarnos con lo que "la suerte" nos depare en la vida; nosotros podemos hacer nuestros los deseos de nuestros corazones ejerciendo el poder potencial que Dios ha dado.

Pero antes de que podamos manifestar externamente ese poder, tenemos que activarlo. Y la clave para transformar nuestro poder potencial en poder activo yace en nuestra adoración, específicamente en nuestro hablar en lenguas.

El primer capítulo en esta Parte nos explica y nos muestra de la Biblia misma lo que es el hablar en lenguas. Después de la explicación viene un capítulo práctico: "Cómo hablar en lenguas". Luego se da un entendimiento completo del poder del hablar en lenguas en el magnífico estudio: "Llenos hasta desbordar". Ese capítulo es un estudio bíblico de dos palabras griegas: plëroö y plëthö. En forma apasionante, la Palabra de Dios nos dice que no solamente estamos llenos hasta el borde con el poder de Dios, sino que estamos llenos hasta desbordarnos. Ahora es el momento de hacer conexión con este poder, con esta fuerza y abundancia que puede rebozar a cada faceta de nuestras vidas.


Capítulo Nueve
El Hablar en lenguas

Nadie puede ir más allá de lo que se le ha enseñado, y un maestro solamente puede enseñar lo que sabe. Si usted desea ayudar a otra persona, primero usted mismo tiene que recibir ayuda; de otro modo sería como un ciego que guía a otro ciego, y ambos van tropezando. Una de las áreas menos entendidas en la Biblia es la relacionada con el Espíritu Santo, tanto el Donador como el don de espíritu santo. Acabemos con nuestra ceguera. Estudiemos la Palabra de Dios para entender Su voluntad.

Primero que nada aclaremos que Dios es Espíritu Santo. Cuando una persona renace, Dios le da un don a Su nuevo hijo. Y puesto que Dios es Espíritu Santo, El solamente puede dar lo que El es: espíritu santo. Para ayudar a distinguir entre Dios el Donador y Su don, el Donador, Espíritu Santo, se escribe siempre con mayúsculas, mientras que Su don, espíritu santo, se escribe siempre con minúsculas.

Una persona recibe el espíritu santo cuando confiesa que Jesús es el señor y cree que Dios le levantó de los muertos, tal como enseña Romanos 10:9-10. El don de espíritu santo tiene 9 partes o manifestaciones en 1 Corintios 12 enumera estas manifestaciones: 1) palabra de sabiduría; 2); palabra de ciencia; 3) fe; 4) dones de sanidades; 5) milagros; 6) profecía; 7) discernimiento de espíritus; 8) lenguas; 9) interpretación de lenguas. En este estudio queremos examinar específicamente la manifestación de hablar en lenguas--cuándo se habla en lenguas y por qué se habla en lenguas.

Un creyente que opere la manifestación del espíritu llamada lenguas será edificado espiritualmente, será fortalecido espiritualmente. Hay dos situaciones en que él puede operar esta manifestación: en público y en privado. 1) La mayor parte del hablar en lenguas de un creyente es en su propia vida privada. Como tal, el hablar en lenguas en privado será una oración o alabanza al Padre y, por lo tanto, nunca se interpreta. Se habla de esta oración o alabanza como de "orar en el espíritu". 2)        Un creyente puede hablar en lenguas públicamente en una reunión de creyentes. Cuando una persona habla en lenguas públicamente, siempre tiene que interpretar. Sin embargo, un mensaje público nunca es una oración; es una comunicación proveniente de Dios dicha para la gente presente. Al hablar en lenguas tanto en público como en privado se le llama hablarle a Dios.

Cuando usted ora silenciosamente en el espíritu, usted está hablando en lenguas. Cuando en una reunión de creyentes usted habla en el espíritu en voz alta, también está hablando en lenguas. Estos usos diferentes del hablar en lenguas se deben mantener separados el uno del otro. Tenemos que aprender cómo operar el hablar en lenguas, y manifestarlo con exactitud según la Palabra.

Consideremos el hablar en lenguas dentro de la Iglesia. En la Palabra de Dios la "Iglesia" se refiere a los hijos de Dios renacidos, los que están llenos con el poder proveniente del Espíritu Santo y que operan las manifestaciones del espíritu. En la Iglesia el hablar en lenguas con interpretación por un creyente es un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios dirigido al cuerpo de creyentes para edificación del grupo por medio de exhortación y consolación. "Exhortar" significa "alentar a un esfuerzo más digno". "Consolar" es "brindar una serenidad apacible, una tranquilidad y aquiescencia a la grandiosidad de las cosas que Dios quiere comunicar". El hablar en lenguas con su interpretación edifica a la Iglesia por medio de exhortarles y/o consolarles.

Esta edificación del cuerpo de creyentes por medio del hablar en lenguas con interpretación es un mensaje directo proveniente de Dios, como si Dios mismo estuviera en la reunión de creyentes. Dios le está hablando a Su gente. Al hablar en lenguas e interpretar en una reunión de creyentes hoy, recibimos el mensaje proveniente de Dios dirigido a esa reunión en particular. Lo que El quiera para nosotros mañana, lo averiguaremos mañana. Nosotros no sabemos ahora cuál es el mensaje específico para el futuro, pero sí sabemos cuál es el mensaje para este día en particular si tenemos oídos para oír.

El hablar en lenguas en privado y el hablar en lenguas con interpretación en público tienen dos maneras de edificar claramente diferentes. El mensaje privado es una oración que edifica el espíritu del que habla. El mensaje público es una comunicación que edifica las mentes de las personas presentes, incluso la del que habla. Ahora bien, ¿es edificada en su espíritu la persona que habla en lenguas e interpreta en una reunión de creyentes? No. El hablar en lenguas en una reunión de creyentes por uno que también interpreta, no edifica a ese creyente en el espíritu, pues el mensaje hablado es de Dios a la gente, y la interpretación, en el idioma de la mayoría de la gente presente, es para la edificación del cuerpo de creyentes. Un mensaje público con su interpretación no nutre el espíritu del que habla, sino que más bien, edifica las mentes de las personas reunidas.

La Palabra de Dios enseña explícitamente que cuando una persona habla en lenguas en una reunión de creyentes, él tiene que interpretar para edificar las mentes del Cuerpo. Sin embargo, hay hijos de Dios que hablan en lenguas en una reunión de creyentes pero que no tienen suficiente creencia o conocimiento como para inspirarles a que interpreten. Ellos son lo que yo llamo "creyentes incrédulos". Ellos saben que pueden hablar en lenguas en sus vidas privadas y algunos de ellos incluso hablan en reuniones de creyentes, pero no creen para interpretar.

Si estos "creyentes incrédulos", que no creen para interpretar, hablaran en lenguas en la Iglesia, bajo tales circunstancias, su espíritu sería edificado. Su hablar no sería un mensaje de Dios a la gente, porque si lo fuera, tendría que ser interpretado.

Para entender esto, usted tiene que entender acerca de la presciencia de Dios. ¿Sabe Dios antes de que yo hable en lenguas en una reunión de creyentes si voy a interpretar o no? Como Dios sabe que yo voy a interpretar cuando hable en lenguas, El da un mensaje a la gente; y viceversa, si Dios sabe que yo voy a hablar en lenguas pero que no voy a interpretar, El inspira una oración que, repito, edifica el espíritu del que habla.

En el cuerpo de creyentes, el hablar en lenguas con interpretación es siempre un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios dirigido a la gente, y su interpretación edificará al cuerpo de creyentes en sus mentes renovadas por medio de exhortación y consolación. No solamente son alentadas y consoladas las mentes de los creyentes, sino que 1 Corintios 14:22 dice que el mensaje dado es también una señal para los incrédulos. Estos incrédulos no son los incrédulos que no son salvos, sino más bien los creyentes incrédulos. La palabra "incrédulo" es una forma de apistia.* El creyente incrédulo necesita esta señal de oír a alguien hablar en lenguas para saber que hay poder en los creyentes, que los creyentes sí hablan en lenguas y que los creyentes sí interpretan.

Tanto al orar privadamente a Dios en el espíritu como al dar un mensaje en lenguas con interpretación en una reunión de creyentes se le llama hablar en lenguas. La razón por la cual se confunden los dos usos es porque la gente siempre está buscando la manera de romper la Palabra de Dios. ¿Por qué no buscar la forma de ver cómo la Palabra encaja en vez de hacerla pedazos? Deberíamos creer en la integridad de la Palabra y permitir que la Palabra hable. Luego armonizamos nuestras vidas y nuestra creencia según lo que dice en la Palabra. Investigamos la Palabra para ver cómo toda la Palabra encaja con precisión.

En la Iglesia, el hablar en lenguas lo tienen que hacer creyentes que crean para interpretar, o no se estará usando con el propósito específico que Dios quiso. Aquellos cristianos que hablan en lenguas pero que no creen para interpretar en una reunión de creyentes simplemente están diciendo una oración. Estas personas no han de hablar en voz alta en la Iglesia sino que han de orar silenciosamente en lenguas para sí mismos y para Dios.

1 Corintios 14:2:
Porque el que habla en lenguas no, habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.

El hablar es en una lengua desconocida para el que habla. Como sabemos, "lenguas" quiere decir "idioma desconocido". "Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende... "La palabra "le" no figura en los textos griegos y se debe descartar porque hace inexacta a la Biblia. Hablando de cuando los apóstoles recibieron el don proveniente del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, Hechos 2:4-11 dice que los apóstoles hablaron en lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. Los inconversos que les oyeron hablar entendieron las lenguas que estos doce apóstoles hablaron por inspiración. Ellos dijeron que estos apóstoles estaban hablando "las maravillas de Dios". Por lo tanto sabemos que el hablar en lenguas fue entendido en Pentecostés--no por los hombres que hablaban, sino por aquellos que les oyeron hablar.

El contenido de lo que usted habla en lenguas es asunto de Dios, pero el hecho de hablar es responsabilidad suya. En el día de Pentecostés, como siempre, lo que la persona habló era un idioma desconocido para él, pero no necesariamente para los oyentes. En Pentecostés un grupo de oyentes entendió lo que Pedro decía, otro entendió a Mateo, otro entendió a Juan, y así sucesivamente con los otros apóstoles. Existe la posibilidad de que un oyente entienda la lengua, porque es Dios el que da lo que se ha de hablar. El Espíritu Santo, Dios, lo da, pero es usted quien por su propia voluntad tiene que hablar.

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*Apistia.-- la incredulidad de uno que ha tenido alguna instrucción y enseñanza, pero no lo suficiente como para creer plenamente.
Apeitheia.-- la incredulidad de uno que ha sido plenamente instruido y enseñado, pero que rehúsa creer.
1 Corintios 14:2:
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a [¿a quién?] Dios…

Otro aspecto en esta escritura es que los que hablan, hablan a Dios. Esto no anula la verdad de que el mensaje total --lenguas con interpretación-- va a ser un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios dirigido a la gente. Puede que algunos digan que es el hombre hablándole solamente a Dios. Permítame hacerle una pregunta: cuando usted dice que le habló al Presidente por teléfono, ¿qué quiere decir? Usted quiere decir que cuando le habló a él, él también le habló a usted. Usted no fue el único que habló. Esta verdad aquí en la Palabra es la misma: usted le habla a Dios y El le habla a usted. Esa es la esencia.

Ahora bien, un punto que se debe estudiar y entender es que el hablar en lenguas en la vida privada de oración de uno, edifica al que habla.

I Corintios 14:4:
El que habla en lenguas... a sí mismo se edifica...

En una reunión de creyentes soy yo el que hablo en lenguas; mas a medida que hablo, Dios da qué hablar. Luego yo doy la interpretación proveniente de Dios, la cual edificará las mentes de los creyentes.

Hay dos maneras básicas en que usted puede edificar su mente: 1) Estudie la Palabra y permita que more en abundancia en su mente. 2) Participe en una reunión de creyentes donde se interpreta el hablar en lenguas, pues la interpretación le dará a su mente conocimiento que exhortará y consolará.

Cuando se da un mensaje en lenguas con su interpretación, ¿es edificado mi espíritu? No. Pero mi mente, al igual que las mentes de las otras personas presentes, es edificada. La mente del cristiano tiene que ser edificada, porque la mente --el pensamiento-- es lo que hace a una persona lo que es. La Biblia dice en Proverbios 23:7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él...” 

Cuando un hombre de cuerpo, alma y espíritu habla en lenguas en su vida privada de oración o en una reunión de creyentes y no cree para interpretar, su hablar en lenguas será oración o alabanza a Dios, y edificará el espíritu del hombre que habla. Es por eso que el versículo 4 de 1Corintios 14 estipula: “El que habla en lengua... a sí mismo se edifica...” Cuando nosotros hablamos en lenguas sin interpretación, edificamos el espíritu que está en nosotros, llamado el hombre interior.

Ahora, el problema con el cual nos encontramos es que algunos dicen que el espíritu del Cristo en usted es perfecto, por lo tanto, ¿cómo puede este hablar en lenguas, edificar el espíritu? ¿Por qué necesita ser edificado el espíritu de un cristiano?  El espíritu es igual que un bebé, el cual, aunque perfecto, de todos modos necesita ser alimentado. Lo mismo sucede con su espíritu, usted lo alimenta mediante el hablar en lenguas.

La ley fundamental involucrada en todo este asunto es que Dios es Espíritu y solamente puede hablarle a lo que es espíritu. Casi todos los grupos confunden la carne y el espíritu porque no mantienen claros sus principios bíblicos. Yo sé que el espíritu es perfecto. Pero los cristianos mismos se estancan espiritualmente. No mantienen su frescura porque muchos de ellos no edifican sus espíritus mediante el hablar en lenguas. En su vida privada de oración, su espíritu es edificado, crece mediante el hablar en lenguas --no mediante la interpretación, no mediante la profecía.

La interpretación y la profecía edifican el cuerpo de creyentes, no en sus espíritus sino en sus mentes.

1 Corintios 14:5:
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis...

Es aquí donde generalmente la gente deja de leer para decir que el hablar en lenguas en la Iglesia no es muy importante. Ellos preferirían que un creyente profetizase. La mayoría de la gente que expone este argumento, a su vez, nunca profetiza. ¿Ve usted el engaño sutil de Satanás? El quiere empequeñecer la Palabra, hacer pedazos la Palabra. No hay nada que iguale el hablar en lenguas en su vida privada. Esto le edificará espiritualmente, mientras que hablar con denuedo en lenguas con su interpretación en una reunión de creyentes edifica el cuerpo de creyentes.

I Corintios 14:5:
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis [en la Iglesia]; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

Cuando el creyente habla en lenguas e interpreta, la Iglesia recibe edificación. ¿En el espíritu? No. ¿Dónde? En la mente. La interpretación es siempre en el idioma de la mayoría de la gente presente. Es por esto que en 1 Corintios 14:3 “Pero el que profetiza habla a los hombres...” ¿Por qué? Porque profecía es en el idioma de la mayoría de la gente presente. Así que, si la congregación fuera alemana, la profecía tendría que ser en alemán.

I Corintios 14:3:
Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

Por lo tanto, cuando usted habla en lenguas con interpretación o profetiza, usted y los otros creyentes presentes son edificados por medio de exhortación y consolación. ¿Quién es el que tiene que estar bendecido en su vida privada? Usted, el creyente individual. Sin embargo, en una reunión de creyentes, cada uno tiene que ser edificado.

I Corintios 14:12:
Así también vosotros; pues que anheláis dones [cosas o asuntos] espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la Iglesia.

La palabra "dones" no figura en los textos griegos y debe ser descartada. La palabra "espirituales" es la palabra pneumatikos que significa "cosas del espíritu". Debemos anhelar las cosas del espíritu, ya sea privadamente para nosotros mismos espiritualmente, o  públicamente para las mentes de todo el cuerpo de creyentes. ¡Hágase todo para edificación!



Capítulo Diez
Cómo hablar en lenguas

Ahora que usted sabe por qué se habla en lenguas y cuándo se habla en lenguas, sé que le gustaría recibir en manifestación el poder de la plenitud del Espíritu Santo. Sé que a usted le gustaría hablar las maravillas de Dios y magnificar a Dios. Para hacer esto hay una cosa que usted tiene que hacer y esa es: creer la Palabra de Dios. Sin duda usted cree la Palabra de Dios pues lo que El ha prometido, no solamente desea hacerlo, sino que es capaz de hacerlo. Yo le puedo asegurar, por la integridad de la Palabra de Dios, que cuando usted hable en lenguas estará hablando las maravillas de Dios y magnificando a Dios.*

Antes de hacer conexión con cualquiera de los recursos de Dios usted tiene que saber, primero que nada, "qué está disponible". Usted sabe que hablar en lenguas está disponible porque la Palabra de Dios dice que todos los creyentes renacidos tienen el espíritu santo dentro de ellos, el cual es la habilidad de hablar en lenguas. Luego usted tiene que saber cómo recibirlo, lo cual se expone a continuación.

Permítame revelarle las claves y muy pronto usted también estará hablando las maravillas de Dios. Hechos 2:4 dice: “y fueron todos llenos del Espíritu Santo”.  Todos fueron llenos, nadie fue pasado por alto. Nadie es pasado por alto si ha oído la Palabra y si la cree y luego actúa según ella. Dios es siempre fiel y en consecuencia nadie puede ser pasado por alto. Haga exactamente lo que yo le diga hasta el más mínimo detalle.

En 1 Tesalonicenses 2:13 Pablo le agradeció a Dios de que “cuando recibisteis la Palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios”. Usted también tiene que seguir la verdad de Dios según se declara en la Palabra de Dios. Pero si usted piensa que es solamente Victor Paul Wierwille quien escribe o le habla, nunca recibirá. Si usted tiene la certeza de que lo que yo le estoy diciendo son las palabras que el Espíritu Santo ha hablado y está hablándole a usted por intermedio mío, entonces usted también manifestará la grandeza del poder de Dios. Si usted hace literalmente lo que yo le pido que haga, entonces podrá manifestar la plenitud de la abundancia de Dios, el maravilloso poder de Dios.

Recuerde que Hechos 2:4 dice: “y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron [ellos] a hablar...” Ellos mismos fueron los que hablaron.

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*Hechos 2:11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
Hechos 10:46: “Porque los oían que hablaban en lenguas y que magnificaban a Dios”.

¿Alguna vez ha analizado usted la mecánica del hablar? Usted, con sus propios órganos vocales tiene que producir el habla. La misma mecánica que se utiliza para hablar español o cualquier otro idioma conocido es la que se utiliza en el hablar en lenguas. Por ejemplo, si yo digo: "Yo amo al Señor Jesucristo", ¿qué fue lo que hice mecánicamente? Moví los labios, moví la lengua, moví la garganta, yo hice los sonidos y yo tuve que pensar. Todo esto está involucrado en la mecánica del hablar.

Diga en voz alta: " Yo amo al Señor Jesucristo". ¿Qué fue lo que hizo? Movió los labios, la garganta y la lengua para hablar. Usted formuló las palabras; usted las impulsó hacia afuera.

La única diferencia entre hablar en lenguas y hablar en español es que cuando yo digo: "Yo amo al Señor Jesucristo", tengo que pensar. Cuando hablo en lenguas no pienso las palabras que hablo. Dios da las palabras a mi espíritu, y yo las formulo en mis labios. Yo no pienso las palabras, pero ellas están allí cuando muevo los labios, la garganta, la lengua.

Crea como para estar muy a gusto y tranquilo. Usted tiene que mover los labios, la garganta, la lengua; usted impulsa el aire a través de las cuerdas vocales para producir los sonidos. Usted tiene que formular las palabras, pero las palabras que usted habla, como en Hechos 2:4, son según el Espíritu le da que hable. El contenido de lo que usted habla es asunto de Dios, pero el hecho de hablar es asunto suyo. Yo produzco los sonidos, pero las palabras que yo hablo le son dadas a mi espíritu. Dios da lo que se ha de hablar, y son palabras que magnifican Su Nombre, que hablan de las maravillas de Dios. Esta es la grandeza de la manifestación de hablar en lenguas.

Si usted entiende la mecánica de hablar en español o en cualquier otro idioma que conozca, entonces usted entiende la mecánica de hablar en lenguas. Si usted es renacido del Espíritu de Dios, el poder está en usted, pero es usted el que tiene que hablar--no Dios--usted lo hace. No tendrá ninguna dificultad con Dios; la única dificultad que usted podría tener sería en su propia mente y en su entendimiento de lo que tiene que hacer. Usted, no el Espíritu, mueve los labios; usted mueve la lengua; mueve la garganta; usted le da sonido a las palabras por el poder de Dios que hay en usted. Así pues usted está declarando las estupendas maravillas de Dios. ¡Qué sencillo y bello que es!

Hechos 2 es la orden del día para la Iglesia.

Hechos 2:38:
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón [remisión] de los pecados; y recibiréis [lambanö,* manifestaréis] el don del Espíritu Santo [pneuma hagion].
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*Hay dos palabras griegas para "recibir" que se usan con relación a recibir el espíritu santo. Dechomai quiere decir “recibir el poder y la habilidad inherentes”. Lambanö quiere decir “recibir al grado de manifestar exteriormente”
Esto es para la Era de la Iglesia en la cual usted y yo vivimos. Cuando usted confiesa con su boca que Jesús es el señor y cree que Dios le levantó de los muertos, usted tiene la remisión de pecados.*

La Palabra dice: "recibiréis". Usted ha de manifestar en el mundo de los sentidos la prueba de que ha recibido espiritualmente. Al manifestar, usted habla las maravillas de Dios; usted magnifica a Dios.

Juan 7 nos dice una gran verdad que usted y yo necesitamos entender cuando manifestamos el poder del Espíritu Santo.

Juan 7:37,38:
...Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

La palabra "interior" indica la profundidad del alma de un hombre. "De lo más profundo de ese hombre correrán ríos [no pequeños riachuelos] de agua viva". Cuando usted recibe en manifestación el poder proveniente del Espíritu Santo, usted no recibe más sustancia espiritual; usted simplemente recibe en evidencia, en manifestación en el mundo de los sentidos, lo que usted ya tiene espiritualmente en su interior. Manifestar el espíritu santo no quiere decir que se le ha dado a usted algo nuevo; usted simplemente está manifestándole a sus sentidos lo que tiene adentro. El don ya está en usted. Dios le dio la habilidad de hablar en lenguas cuando usted renació. La acción de hablar en lenguas es su responsabilidad; usted ya tiene el potencial. Si usted no habla en lenguas, no es porque Dios no le haya dado la habilidad. Dios prometió por medio de Su hijo: "de su interior correrán ríos de agua viva".

Esto es lo que Jesucristo habló y lo que dijo a los apóstoles antes de ascender. De su interior, de lo más profundo de su ser, correrían ríos de agua viva. Así que cuando usted comience a hablar en lenguas, formule las palabras, hable las palabras y deje que broten burbujeantes, deje que fluyan libremente, no gota a gota. Cuando usted comience a hablar en lenguas, deje que fluya con un sonido tras otro. Eso es lo que dice la Palabra y eso es lo que quiere decir.

Lucas 11:11:
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?

Suponga que usted tiene un hijo que tenga hambre y usted tiene pan en la casa; si él se lo pidiera, ¿le daría usted una piedra? Estoy seguro que no.
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*Romanos 10:9: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.


Lucas 11:12,13:
¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Pues si vosotros [como padres], siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

La palabra "pidan" es la misma palabra que "exijan". ¿Sabe usted por qué puede exigir el pago de un cheque? Porque el dinero que lo respalda ya se ha depositado en el banco. Todo lo que tiene que hacer es presentarse a la ventanilla de pagos y pedir el dinero de ese cheque. ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan [se lo exijan]? ¿Por qué podemos exigir el espíritu santo? Porque ya se nos ha dado.

Quiero hacerles notar una cosa más. Los más grandes cargamentos en la vida entran al puerto cuando los mares están serenos. Cuando los mares están agitados, los barcos esperan mar adentro; pero cuando los mares se aquietan, los grandes barcos de carga vuelven al puerto. Los más grandes cargamentos de nuestra vida espiritual se reciben cuando nuestros mares interiores están tranquilos. Una de las cosas que la Palabra de Dios ha hecho para mí es darme paz interior para poder recibir la abundancia del poder de la plenitud de Dios.

Gálatas 3:5:
Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

¿Cómo ministro yo el espíritu santo a la gente? ¿Lo hago por el oír con fe? ¡Sí! No hago esto por las obras de la ley.

Estoy ministrándole el espíritu santo a usted, estoy enseñándole a usted exactamente qué hacer. Después de que haya leído todas las instrucciones. Quiero que cierre los ojos y se siente tranquilamente. Recuerde que cuando le haya ministrado el espíritu santo a usted, quiero que mueva los labios, la garganta, la lengua. Haga usted los sonidos.

Siéntese tranquilamente y haga exactamente lo que yo le digo. Recuerde que la Palabra de Dios dice en Job 29:23: “Y abrían su boca como a la lluvia tardía”. Para beber usted tiene que abrir la boca. En Juan 20:22, antes de la ascensión, Jesús le dio instrucciones a los apóstoles de inhalar. El abrió su boca e inhaló.* Dentro de poco quiero que usted abra su boca e inhale.

Mientras esté sentado, siga esta instrucción.  Abra su boca e inhale. Usted no va a recibir nada más espiritualmente; ahora usted va a manifestar la presencia del espíritu. Simplemente inhale. Abra su boca. Mientras inhale, agradézcale a Dios por haberle llenado con la plenitud del poder de Su espíritu santo. No le suplique;  agradézcaselo.
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*Vea la explicación de Juan 20:22 en la página 58.
Cuando comience a hablar en lenguas, mueva los labios, la garganta, la lengua. Hable. Cuando haya terminado un sonido, hable otro. No preste atención alguna a lo que está pensando. Formule las palabras; mueva los labios, la garganta, la lengua; dígalo. Usted está magnificando a Dios no importa cómo le suenen las palabras a sus oídos. La tarea suya es hablar en lenguas; la tarea de Dios es dar lo que se habla.

Siga moviendo los labios, la garganta y la lengua. Formule otro sonido. Usted tiene que formular sonidos diferentes con los labios. Dios se los ha dado a su espíritu. Ellos están en su espíritu y vienen brotando a su lengua; usted tiene que hablarlos. Usted está hablando las maravillas de Dios; usted está magnificando a Dios; usted está hablando en lenguas. La manifestación externa es su prueba en el mundo de los sentidos de que tiene a Cristo adentro. Hágalo con denuedo. Deje que fluya; deje que entre en efervescencia. "De su interior correrán ríos de agua viva". Siga hablando. Dios está dándole las palabras a su espíritu; su espíritu las está llevando hasta su garganta y usted las está impulsando hacia afuera.

"Padre, en el nombre de Jesucristo y por el poder de Dios que está en mí, yo ministro ahora la plenitud de tu espíritu santo en manifestación en la vida de este creyente". Inhale profundamente y ahora comience a hablar en lenguas como yo le acabo de instruir.

¿No es Dios maravilloso?

Si usted puede hablar una palabra, puede hablar diez mil; porque si puede hablar una palabra, usted tiene el poder, la habilidad dada por Dios, de hablar más. Cada vez que hable recuerde que usted se está edificando a sí mismo espiritualmente. Usted está hablando las maravillas de Dios; está magnificando a Dios. Ahora usted tiene la prueba en el mundo de los sentidos de que tiene a Cristo adentro, que es coheredero con él.

Dentro de poco quiero hable otra vez; que hable una vez más para que por la experiencia pueda adquirir fluidez y confianza. Aprender otro idioma usando la mente tomaría meses; pero el hablar en una lengua desconocida sucede instantáneamente. Dios conoce las lenguas, así  que El se las da a su espíritu y usted las habla.

Cualquier persona que sepa aunque sea un poquito acerca de idiomas sabe que "pi, pi, pi, pa, pa, pa" no sería hablar en lenguas. Hablar en lenguas es hablar un idioma desarrollado. Ahora una vez más quiero que usted hable en lenguas. Esté tranquilo. Mueva los labios, la garganta y la lengua y comience a hablar otra vez. Siga hablando. Usted está hablando las maravillas de Dios, magnificando a Dios. Ahora usted le ha probado a sus sentidos que Cristo está en usted y que usted tiene el poder del espíritu santo. Esta es la grandeza del maravilloso poder de Dios a usted como creyente.







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