Capitulo Catorce
El Bautismo
Muchos de los grupos religiosos de hoy fueron fundados sobre diversas
creencias relacionadas con el bautismo. Este estudio le permite a la Escritura
hablar por sí misma acerca del tema del bautismo y le permitirá al lector ver
por sí mismo la gran exactitud de la Palabra de Dios sin inconsistencias
interpretacionales y doctrinales causadas por el hombre en este tema.
Comencemos por examinar la palabra “bautismo” y luego continuemos trazando el
uso del agua en el bautismo desde el Antiguo Testamento, según se relacionaba
con la ley, hasta el presente.
De esta raíz baptö se derivan cuatro palabras:
1. Baptizö-- hacerlas cosas baptö. Metidas en un líquido.
2. Baptismos-- el acto de meter en un líquido o lavar, el cual es el acto de bautizar; ésta no aparece en ninguna epístola eclesiástica; los cuatro usos de la palabra están en Marcos 7:4,8; Hebreos 6:2; 9:10.
3. Baptisma-- el resultado de baptismos; se usa veintidós veces en la Biblia; trece se refieren al bautismo de Juan, cinco al bautismo del señor, tres se encuentran en las epístolas de Pablo y la última está en Pedro. Baptisma aparece en Mateo 3:7; 20:22,23; 21:25; Marcos 1:4; 10:38,39; 11:30; Lucas 3:3; 7:29; 12:50; 20:4; Hechos 1:22; 10:37; 13:24; 18:25; 19:3,4; Romanos 6:4;Efesios 4:5; Colosenses 2:12; 1 Pedro 3:21.
4. Baptistës--el que bautiza.
Hay solamente unas pocas instancias donde las letras y los sonidos de esta palabra no se representan directamente en español como “bautizar”, sino que se traducen en la siguiente manera.
1. Baptö se traduce “mojar” o “teñir” en los únicos tres lugares donde se usa.
Lucas 16:24:
Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje [baptö] la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama.
Juan 13:26:
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado [bapto]…
Apocalipsis 19:13:
Estaba vestido de una ropa teñida [baptö] en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS.
2. Embaptö se traduce como sigue en sus únicos usos.
Mateo 26:23:
Entonces él respondiendo, dijo: El que mete [embaptö] la mano
conmigo en el plato, ése me va a entregar.
Marcos 14:20:
El, respondiendo, les dijo: Es uno de los doce, el que moja
[embaptö]
conmigo en el plato.
Juan 13:26:
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado [baptö], aquél es.
Y mojando [embaptö] el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
[Baptö se usa en ambos casos en Juan 13:26 en varios textos críticos griegos.]
3. Baptizö tiene sus letras y sonidos representados consistentemente como “bautizar” excepto en tres usos.
Marcos 6:14:
Oyó el rey Herodes la fama de Jesús, porque su nombre se
había hecho notorio;y dijo: Juan el Bautista [baptizö]* ha
resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
resucitado de los muertos, y por eso actúan en él estos poderes.
Marcos 7:4:
4 Y volviendo de la plaza, si no se lavan [baptizö], no comen…
Lucas 11:38:
El fariseo, cuando lo vio, se
extrañó de que no se hubiese lavado
[bautizó] antes de comer…
Marcos 7:4:
*La forma de esta palabra baptizö es el participio con el
artículo. Se traduce con exactitud “el que bautiza”
En estos últimos usos la acción es evidente por sí misma; cuando un
fariseo volvía de la plaza, se lavaba antes de comer.
4.De los cuatros usos de baptismos solamente una vez se traduce “bautismo”--Hebreos 6:2.
En los otros casos la Versión Reina-Valera está en lo correcto al
traducir la palabra baptismos como “lavamientos” y “abluciones”. Las
referencias están claras porque se refieren a las ordenanzas de servicio divino
que se llevaban a cabo en el tabernáculo
Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas hay que tomaron para guardar, como los lavamientos [baptismos] de los vasos de beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.
Marcos 7:8:
Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos [baptismos] de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
Hebreos 9:10:
Ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones [baptismos], y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar [rectificar] las cosas.
De cada uso bíblico de la palabra “bautismo”, podemos concluir que el
significado en su raíz y el pensamiento básico en el bautismo es lavamiento.
Por lo tanto, debemos notar otras tres palabras en griego que también quieren
decir “lavar”.
1. Niptö --lavar una parte del cuerpo de uno.
Mateo 15:2:
¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos?
Porque no se lavan las manos cuando comen pan.
2. Louö --bañar o lavar el cuerpo entero; de donde también obtenemos la palabra “ablución”.
Hebreos 10:22:
Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,
purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
3. Plunö --lavar o enjuagar cosas inanimadas; ordinariamente esta palabra se usa al hablar de lavar ropa.
Apocalipsis 7:14:
Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que
han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero.
Estas tres palabras griegas cubren totalmente el tema del lavamiento. La
palabra “lavar” se usa en definición de cada una de las palabras anteriores. Por
lo tanto, debemos concluir lógicamente que el verbo baptizö tiene un
significado en común con las tres palabras griegas antes mencionadas, pero sin
embargo debe ser distinto de cada una. Un estudio concienzudo de cada uso de baptizö
revela que baptizö no denota remoción de suciedad o mugre del cuerpo,
sino más bien la remoción de impurezas ceremoniales y es lavamiento simbólico. El
aseo exterior de la carne por lavamiento o bautismo era para simbolizar la
limpieza espiritual. La entrada al tabernáculo estaba condicionada por el
bautismo, lo cual quería decir el aseo de la carne en la fuente por medio de
mojarse tan solo para indicar lavamiento o aseo ceremonial. (Ver Éxodo
30:18-24.
¿Exactamente qué medios se usaban
fuera del templo para el lavamiento? El Antiguo Testamento nos habla de la
fuente del tabernáculo (Éxodo 30:17-21), el mar y las diez fuentes del templo
de Salomón (1 Reyes 7:23-39) y el río del templo (Ezequiel 47:1-12).
En el atrio del tabernáculo entre la entrada y la puerta se hallaban dos
utensilios--el altar y la fuente (Éxodo 40:29, 30). Considerando el detalle
minucioso y la exactitud del modelo mostrado a Moisés concerniendo el
tabernáculo (Éxodo 30: 1-10), es interesante notar que la fuente del
tabernáculo no se le dio dimensiones o proporciones sino que la Palabra
simplemente establece para qué era--“para lavar” (Éxodo 30:18). El hecho de que
falten los detalles concernientes a la fuente, enfatiza el hecho de que no era
parte íntegra de la estructura completada y que algo mejor vendría a
reemplazarlo.
El templo de Salomón reemplazó al tabernáculo. Este templo de Salomón no
tenía una sola fuente entre la entrada al área exterior y la puerta del templo,
sino que en cambio tenía el mar y las diez fuentes, cinco a cada lado de la
casa (1 Reyes 7:23, 38,39). Las diez fuentes se usaban para lavar la ofrenda y
estaban colocadas sobre bases, cada una con “cuatro ruedas de bronce” (1 reyes
7:30). De nuevo las ruedas indican poder deshacerse de ellas fácilmente; se
podían rodar para hacer lugar para algo más permanente.
En el templo de Ezequiel, el cual se realizará en el futuro, las fuentes
y el mar serán quitados de en medio y en su lugar, saliendo de debajo del
umbral de la casa, fluirá el río de agua viva (Ezequiel 47:1-5). El templo de Ezequiel no tendrá agua en
recipientes, sino un río en movimiento, vivo, haciéndose cada vez más profundo
según fluye (Ezequiel 47: 3-5). Así pues, en el desarrollo del plan de Dios
vemos que las fuentes son todas semejantes hasta que finalmente convergen en el
río de agua viva.
El aseo ceremonial, llamado lavamiento y bautismo, se aplica
específicamente a Israel. La fuente del tabernáculo, el mar y las diez fuentes
del templo de Salomón y el río de Ezequiel son todos aplicables a Israel --los
primeros dos bajo el Antiguo Testamento y el último en el futuro cuando el
paraíso sea restablecido en la tierra. Estos dos tiempos que se aplican
solamente a Israel son bíblicamente llamados en conjunto el período del reino. La
pregunta entonces viene a ser: ¿qué hay del bautismo en el período de tiempo
entre la ley y el nuevo paraíso, entre el tiempo del templo de Salomón y el río
de Ezequiel?
El día de Pentecostés instituyo un nuevo período o administración. En
ese momento otro cambio se produjo en relación con el bautismo en lo que
concierne a la Iglesia. Para ver exactamente qué significo este cambio,
comencemos diez días antes de Pentecostés en el momento de la ascensión en Hechos
1.
Hechos 1:4-5:
Y estando [los apóstoles] juntos, [Jesucristo] les mandó que
no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.
Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.
En otras palabras, con la llegada de lo mayor (espíritu santo), lo menor
(el agua) llego a su fin. Este remplazo se inició en Pentecostés. En
Pentecostés se aplicó la primera vez.
Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo,
de Cristo estáis revestidos.
Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.
(La palabra “judío” y sus derivados, según se usan en la Versión
Reina-Valera, deben entenderse siempre con significado “de Judea” o “de la
religión de Judea”. La palabra “judío” tiene varios significados modernos que
no se aplican a los acontecimientos bíblicos.)
Siendo bautizados en el Cuerpo de Cristo no quiere decir bautizados con
el antiguo elemento físico de agua, sino con el nuevo elemento espiritual de
espíritu santo.
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo
su Hijo nos limpia de todo pecado.
(Entonces no hay ya más conciencia de pecado como está dicho en Hebreos
10:2: “De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto
limpio una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado.)
Cristo ha hecho la limpieza por nosotros. Nuestra única obra es
aceptarlo. El entonces lava nuestro pecado.
La doctrina sobre el bautismo en Hechos, el libro que relata los sucesos
de Pentecostés e inmediatamente después, nunca enseña el uso del agua. En
hechos 2:38 Pedro bautizó “en el nombre de Jesucristo”. En Hechos 8:16 los
samaritanos habían sido “bautizados en el nombre de Jesús”. En Hechos 9:18: “[Pablo] recibió al instante
la vista; y levantándose, fue bautizado”. Y en Hechos 19:5: “Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”.
Si nosotros vamos a dividir correctamente la Palabra de Dios, debemos
permitir que la Biblia hable por sí misma y no leer en ella las teologías y
doctrinas de hombres. Hoy en día
dondequiera que la palabra “bautizar” es mencionada, el agua es inmediatamente
asociada con ella a causa de la influencia de doctrinas religiosas; pero
acabamos de ver por inspección de los versículos de la Escrituras anteriores
que el agua nunca se menciona.
Por otro lado, aunque tenemos estos relatos que tan claramente muestran
que el agua ya no se necesitaba después del día de Pentecostés, hay otros
relatos bíblicos que implican el uso del agua en el bautismo y que deben ser
considerados.
Hechos 10:47:
Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el
agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el
Espíritu Santo también como nosotros?
Este es el mismo Pedro que habló en Hechos 2:38. ¿Por qué incluyó el
agua en Hechos 10 si antes no lo hizo? En Hechos 2:38 no tuvo tiempo de ir a su
oficina y preparar un sermón; él habló por revelación e inspiración. Pero
después del día de Pentecostés, Pedro estaba predicando en la sinagoga y aún
estaba influenciado por ella. El
simplemente volvió a su doctrina anterior y añadió agua. Pedro mismo clarifica
justamente este relato más tarde en Hechos 11.
Entonces me acordé [después de que yo había ordenado el
bautismo de agua] de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
Este relato índica que él no
bautizó en agua a la familia de creyentes de la casa de Cornelio.
En Hechos 19 Pablo preguntó a
ciertos discípulos en Éfeso acerca de lo que Apolos hizo.
…¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo.
Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan [agua].
Así que vemos que el bautismo de agua sí ocurrió ya que Apolos no había
sido plenamente instruido, aunque algo
mucho más grande había llegado para remplazar el agua. Igualmente el eunuco a
quien Felipe le testificó pidió ser bautizado con agua.
Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua,
Felipe y el eunuco, y le bautizó.
¿Por qué persistía el bautismo de agua?
Hechos 21:20:
… Ya ves, hermano, cuántos millares de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley.
Esta gente creyó y por lo tanto fueron salvos; pero la revelación
todavía no había sido dada explicando la magnitud de la llegada del espíritu
santo en Pentecostés, de manera que los creyentes eran aún celosos por la ley.
Y uno de los requisitos de esa ley era ser bautizados en agua. La gente todavía
es celosa por la ley y, aún hoy en día, no acepta lo que está dirigido a ellos
en Romanos, Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses y
Tesalonicenses. Muy poca gente se atreve a creer la Palabra de Dios y actuar
según ella. La tradición es una rutina demasiado cómoda.
Para traer más luz sobre el tema,
miremos un versículo de la Escritura que cita frecuentemente durante la ceremonia
del bautismo de agua.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Este versículo claramente establece que los apóstoles habrían de hacer
discípulos a todas las naciones. Y sin embargo, el Antiguo Testamento declara
que Israel nunca sería enumerado entre las naciones (Números 23:9: “… un pueblo
que habitará confiado [solo], Y no será contado entre las naciones”). Así pues,
esta orden sólo podría aplicarse a los gentiles (“naciones”). Más tarde en las
epístolas, escrita específicamente a los creyentes renacidos, la Iglesia es
“llamada” de entre ambos, gentiles y judíos (Romanos 10:12: Porque no hay
diferencia entre judío y griego [gentil], pues el mismo que es Señor de todos,
es rico para con todos los que le invocan). En segundo lugar, la frase
“bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” nunca
es llevada a cabo por los apóstoles ni por cualquier otro en la Iglesia del
comienzo. Eusebio (c.265-c. 340 d. de
C.) el primer gran historiador de la Iglesia, citó manuscrito que no podían haber
contenido estas palabras. El citó Mateo 28:19 dieciocho veces sin usar jamás
estas palabras. Justino Mártir (murió hacia 165 d. de C.) y Afrahat de Nisibis,
que escribió a principios del cuarto de siglo, también citaron Mateo 28:19 sin
la formula trinitaria. La dificultad es aparente.
Mateo 28:19 fue hablado poco antes de que Jesús ascendiera al cielo; dio
las instrucciones de último momento. Ahora bien, todo lo que Jesús dijera en
aquel momento seguramente hubiera sido suficientemente importante como para que
los apóstoles lo recordaran. Y sin embargo en Hechos 2:38, el primer relato
después del derramamiento original en el día de Pentecostés, Pedro bautizó “en
el nombre de Jesucristo”, no en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo”. Si la orden en Mateo 28:19
hubiese sido dada realmente, entonces diez días más tarde Pedro ya había
olvidado lo que Jesús le había dicho.
En Hechos 8:16 “ellos…habían sido bautizados en el nombre de Jesús”. En
Hechos 10:48: “Y mandó [Pedro]
bautizarles en el nombre del Señor Jesús”. Y en Hechos 19:5: “Cuando oyeron
esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús”. El libro de Hechos ni una sola vez menciona
que los apóstoles o que cualquier otro hayan cumplido la orden dada en Mateo
28:19. A la luz de esta evidencia es altamente improbable que las palabras
“bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” en
Mateo 28:19 estuvieran incluidas en la Palabra de Dios original, sino que
fueron añadidas algún tiempo más tarde.
Ser bautizados en nombre de alguien coloca a una persona aparte de las
masas. Cuando los hijos de Israel fueron
bautizados “en la nube y en el mar” (1 Corintios 10:2), ellos fueron (1)
santificados, separados de los egipcios y (2) fueron identificados en aquel
bautismo con Moisés. El mismo patrón puede encontrarse hoy. Cuando usted es
bautizado en el nombre de Jesucristo, usted es (1) santificado,* separado de
los incrédulos que no son salvos, haciéndole a usted un miembro de la Iglesia,
y usted es (2) identificado con Cristo** y toda la autoridad que su nombre
representa, en la misma forma en que Israel fue identificado con Moisés. Así se
puede ver que el bautismo de agua fue verdaderamente instituido por Dios, pero
solamente para Israel y el reino, y eso por un período de tiempo limitado.
Desde el día de Pentecostés toda persona que desea ser renacida por el
Espíritu de Dios debe creer en Jesucristo. En ese momento le es dado algo mucho
más grande que los beneficios del bautismo de agua: justicia, justificación, santificación y
redención. Ser renacidos es tener a
Cristo adentro; él es la esperanza de gloria; él nos limpia de todo pecado. Es
un bautismo espiritual.
Desde el día de Pentecostés, somos verdaderamente libres de la Ley; y
parte de esa ley era el bautismo de agua. Según Gálatas 5:1, hemos de estar por
lo tanto “firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no…otra vez
sujetos al yugo de la esclavitud”.*** No hay nada que pueda añadir a nuestro
estar completos en él. Jesucristo lo
pagó todo y ahora estamos perfectamente equipados en él para su servicio, pues
somos bautizados con espíritu santo en el nombre de Jesucristo.
__________________________________________________
*1 Corintios 1:2: “a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los
santificados en Cristo Jesús…”
Hechos 26:18:
“Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la
luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en
mí, perdón [remisión] de pecados y herencia entre los santificados”.
**Romanos 8:17:
“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con
Cristo…”,
***Estad…firmes”---stekö--usada en la 2da persona plural indica
que ustedes estén firmes, con tenacidad.
“Libertad”--eleutheria--audazmente, con una mente sin miedo.
“Sujetos”--enechó--no ser refrenados más.
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