Capitulo ocho
Usted es
justo ahora
Muchos creyentes renacidos están espiritualmente vencidos en esta vida
debido a la conciencia de pecado. Ellos han sido salvos, pero Satanás viene a
sus mentes y les dice que no son lo suficientemente buenos para la salvación
por la gran cantidad de años que ha vivido en pecado. Este antagonismo y
derrota espiritual viene cuando una persona no se da cuenta de lo que le ha
sido dado por Jesucristo. Cuando una persona se hace cristiana, legalmente es
hecha justa en Cristo.
¿Qué es la justicia? La justicia
es la justificación dada por Dios mediante la cual una persona está ante Dios
sin ninguna conciencia de pecado, culpa
o defecto Romanos 8:33 dice: “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es
el que justifica”. La justicia es algo que Dios imparte; es algo que Dios le
dio cuando usted fue renacido, cuando usted confesó con su boca al señor Jesús
y creyó que Dios le levantó de los muertos (Romanos 10:9-10 “que si confesares
con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó
de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero
con la boca se confiesa para salvación”.)
Aunque los creyentes reciben la justicia cuando ellos renacen, muchas
personas por falta de enseñanzas piensan todavía que son indignas de recibir la
bondad de Dios. Esta creencia satánica
continúa penetrando más y más en el subconsciente de sus mentes. Si el ser
digno de Dios, dependiera de mi propia fuerza, yo sería un gran fracaso. Sé que
soy débil en mi mismo, pero Cristo me ha hecho digno. Por lo tanto, no importa
cómo yo me sienta o lo que mi mente endeble me diga, soy fuerte y en él soy
digno.
Desde que el hombre fue creado, él ha tratado de elaborar su propia
justicia y ha tratado de hacer la clase de obra que le haría a sí mismo parecer
bueno a los ojos de Dios. El clamor básico del corazón del hombre es ser justo
delante de Dios; tantos cristianos hacen toda clase de obras para obtener
justicia, tal como confesar sus pecados, enseñar clases dominicales y guardar
los diez mandamientos. Y sin embargo estas buenas obras no hacen a una persona
justa. La justicia se obtiene de Dios por medio de la fe de Jesucristo.
Filipenses 3:9:
Y ser hallado en él, no teniendo
mi propia justicia, que es por la ley,
sino la que es por la fe de
Cristo, la justicia que es de Dios por la fe [creencia].
Sus lágrimas, su afán y todas sus
oraciones —sus buenas obras— no le serán de provecho. La justicia no es por la
cruz que usted lleva, sino por la cruz que Jesucristo llevó por usted. La
justicia de Dios es dada a todo creyente, no por obras, sino por la gracia de
Dios que es favor divino.
2 Corintios 5:21:
Al que no conoció pecado [Jesús], por nosotros lo hizo [Dios] pecado,
para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en él.
Dios hizo a Jesucristo pecado por
nosotros. Jesús, que no conoció pecado, llevó nuestros pecados sobre sí mismo
para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Cristo Jesús. Todo lo que
Adán perdió en la caída, Jesucristo lo obtuvo nuevamente para el creyente
cuando murió sobre la cruz (1 Pedro 2:24: “quien llevó él mismo nuestros
pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los
pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados”).
Jesucristo, que no conoció pecado, por nosotros fue hecho pecado para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios.
Hoy ya no es cuestión del problema del pecado. El problema del pecado
fue resulto en Jesucristo. Lo que queda es el problema del pecador. Un pecador
cuando acepta Jesucristo como señor debe renovar su mente para creer la Palabra
que él es justo, y como un hijo de Dios él no tendrá más que preocuparse, temer
o sentirse indigno. El simplemente
tendrá confianza de que es digno por medio de Cristo Jesús.
Muchas denominaciones han
enseñado erróneamente que una persona puede ser justa un minuto e injusta al
minuto siguiente; y que sí esa persona no se vuelve justa otra vez antes de su
muerte, perderá el cielo y terminará en el infierno. Esto no es verdad. Cuando
Dios nos hizo justos en Cristo Jesús hace más de mil novecientos años, nada
tuvimos que ver con el asunto. Cuando el Espíritu de Dios en Cristo es nacido
dentro de nosotros, somos en ese momento y para siempre justos. Nosotros
recibimos la naturaleza de Dios la cual nos hace justos en ese mismo momento.
Romanos 3:22-25
La justicia de Dios por medio de
la fe en Jesucristo,
para todos los que creen en él.
Porque no hay diferencia,
por cuanto todos pecaron, y están
destituidos de la gloria de Dios,
siendo justificados gratuitamente
por su gracia,
mediante la redención que es en
Cristo Jesús,
a quien Dios puso como
propiciación por medio de la fe en su sangre,
para manifestar su justicia, a
causa de haber pasado por alto,
en su paciencia, los pecados
pasados.
Usted no puede y yo no puedo ganar esta justicia. Dios en Cristo Jesús
fue hecho justicia para usted hace más de mil novecientos años. Así que, ¿por
qué dice todavía: “soy una persona injusta” si usted es renacido?
1 Corintios 1:30
Mas por él [Dios] estáis vosotros en Cristo Jesús,
el cual nos ha sido hecho por
Dios sabiduría, justificación,
santificación y redención.
Usted no es una persona injusta si es nacido de Dios pues ha sido hecho
justo; le ha sido dada sabiduría; ha sido santificado y ha sido redimido. Esto
es lo que llamo un evangelio de liberación. Ni usted ni yo por nuestros propios
esfuerzo podemos lograr esto; esto nos ha sido “hecho”, hecho para nosotros.
Romanos 5:8
Mas Dios muestra [introdujo
favorablemente] su amor para con
nosotros,
en que siendo aún pecadores,
Cristo murió por nosotros.
Cristo murió por nosotros, no cuando éramos lo suficientemente buenos,
sino cuando éramos lo bastante malos para necesitar de él. Y al hacernos
justos, Jesucristo también nos eximió de tribulación futura.
Romanos 5:9
Pues mucho más, estando ya
justificados en su sangre,
por él [Cristo] seremos salvos de la ira.
Cuánto amo enseñar este evangelio de liberación y justicia. Cuando sepa
que es justo en él, crea. Cuando usted cree la Palabra de Dios, sabe que su
vida está en él; entonces ningún miedo, preocupación y culpa puede frustrarle y
derrotarle. Para un creyente no hay necesidad, no hay pobreza, no hay
enfermedad, no hay derrota porque éstas fueron superadas por medio de
Jesucristo. Usted puede ser liberado hoy
de su servidumbre con sólo creer la Palabra de Dios. Debe tener confianza en
Dios.
1 Juan 3:20-21
Pues si nuestro corazón nos
reprende, mayor que nuestro corazón
es Dios, y él sabe todas las
cosas.
Amados, si nuestro corazón no nos
reprende, confianza tenemos en Dios.
En tanto el corazón del hombre, su ser más intimo, lo esté condenando o
acusando por cualquier razón, no puede obtener respuestas a sus oraciones
porque no tiene confianza hacia Dios. El no puede creer y aceptar las simples
promesas de la Palabra de Dios. Aquellos que son justos en Cristo Jesús y que
saben que son justos no tienen razón alguna para temer. Pueden tener confianza
hacia Dios y por lo tanto pensar y vivir victoriosamente.
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