jueves, 31 de julio de 2014

LA IGLESIA NUEVA Y DINÁMICA Cap. 9 y 10 de V.P.Wierwille

Tercera Parte

LA BASE DE PODER DE UN CRISTIANO

En un capítulo previo titulado "¿Qué es la adoración verdadera?" estudiamos brevemente lo que la Tercera Parte, "La Base del poder de un cristiano", examina más detalladamente. Al tener una base de poder, los cristianos no tenemos que conformarnos con lo que "la suerte" nos depare en la vida; nosotros podemos hacer nuestros los deseos de nuestros corazones ejerciendo el poder potencial que Dios ha dado.

Pero antes de que podamos manifestar externamente ese poder, tenemos que activarlo. Y la clave para transformar nuestro poder potencial en poder activo yace en nuestra adoración, específicamente en nuestro hablar en lenguas.

El primer capítulo en esta Parte nos explica y nos muestra de la Biblia misma lo que es el hablar en lenguas. Después de la explicación viene un capítulo práctico: "Cómo hablar en lenguas". Luego se da un entendimiento completo del poder del hablar en lenguas en el magnífico estudio: "Llenos hasta desbordar". Ese capítulo es un estudio bíblico de dos palabras griegas: plëroö y plëthö. En forma apasionante, la Palabra de Dios nos dice que no solamente estamos llenos hasta el borde con el poder de Dios, sino que estamos llenos hasta desbordarnos. Ahora es el momento de hacer conexión con este poder, con esta fuerza y abundancia que puede rebozar a cada faceta de nuestras vidas.


Capítulo Nueve
El Hablar en lenguas

Nadie puede ir más allá de lo que se le ha enseñado, y un maestro solamente puede enseñar lo que sabe. Si usted desea ayudar a otra persona, primero usted mismo tiene que recibir ayuda; de otro modo sería como un ciego que guía a otro ciego, y ambos van tropezando. Una de las áreas menos entendidas en la Biblia es la relacionada con el Espíritu Santo, tanto el Donador como el don de espíritu santo. Acabemos con nuestra ceguera. Estudiemos la Palabra de Dios para entender Su voluntad.

Primero que nada aclaremos que Dios es Espíritu Santo. Cuando una persona renace, Dios le da un don a Su nuevo hijo. Y puesto que Dios es Espíritu Santo, El solamente puede dar lo que El es: espíritu santo. Para ayudar a distinguir entre Dios el Donador y Su don, el Donador, Espíritu Santo, se escribe siempre con mayúsculas, mientras que Su don, espíritu santo, se escribe siempre con minúsculas.

Una persona recibe el espíritu santo cuando confiesa que Jesús es el señor y cree que Dios le levantó de los muertos, tal como enseña Romanos 10:9-10. El don de espíritu santo tiene 9 partes o manifestaciones en 1 Corintios 12 enumera estas manifestaciones: 1) palabra de sabiduría; 2); palabra de ciencia; 3) fe; 4) dones de sanidades; 5) milagros; 6) profecía; 7) discernimiento de espíritus; 8) lenguas; 9) interpretación de lenguas. En este estudio queremos examinar específicamente la manifestación de hablar en lenguas--cuándo se habla en lenguas y por qué se habla en lenguas.

Un creyente que opere la manifestación del espíritu llamada lenguas será edificado espiritualmente, será fortalecido espiritualmente. Hay dos situaciones en que él puede operar esta manifestación: en público y en privado. 1) La mayor parte del hablar en lenguas de un creyente es en su propia vida privada. Como tal, el hablar en lenguas en privado será una oración o alabanza al Padre y, por lo tanto, nunca se interpreta. Se habla de esta oración o alabanza como de "orar en el espíritu". 2)        Un creyente puede hablar en lenguas públicamente en una reunión de creyentes. Cuando una persona habla en lenguas públicamente, siempre tiene que interpretar. Sin embargo, un mensaje público nunca es una oración; es una comunicación proveniente de Dios dicha para la gente presente. Al hablar en lenguas tanto en público como en privado se le llama hablarle a Dios.

Cuando usted ora silenciosamente en el espíritu, usted está hablando en lenguas. Cuando en una reunión de creyentes usted habla en el espíritu en voz alta, también está hablando en lenguas. Estos usos diferentes del hablar en lenguas se deben mantener separados el uno del otro. Tenemos que aprender cómo operar el hablar en lenguas, y manifestarlo con exactitud según la Palabra.

Consideremos el hablar en lenguas dentro de la Iglesia. En la Palabra de Dios la "Iglesia" se refiere a los hijos de Dios renacidos, los que están llenos con el poder proveniente del Espíritu Santo y que operan las manifestaciones del espíritu. En la Iglesia el hablar en lenguas con interpretación por un creyente es un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios dirigido al cuerpo de creyentes para edificación del grupo por medio de exhortación y consolación. "Exhortar" significa "alentar a un esfuerzo más digno". "Consolar" es "brindar una serenidad apacible, una tranquilidad y aquiescencia a la grandiosidad de las cosas que Dios quiere comunicar". El hablar en lenguas con su interpretación edifica a la Iglesia por medio de exhortarles y/o consolarles.

Esta edificación del cuerpo de creyentes por medio del hablar en lenguas con interpretación es un mensaje directo proveniente de Dios, como si Dios mismo estuviera en la reunión de creyentes. Dios le está hablando a Su gente. Al hablar en lenguas e interpretar en una reunión de creyentes hoy, recibimos el mensaje proveniente de Dios dirigido a esa reunión en particular. Lo que El quiera para nosotros mañana, lo averiguaremos mañana. Nosotros no sabemos ahora cuál es el mensaje específico para el futuro, pero sí sabemos cuál es el mensaje para este día en particular si tenemos oídos para oír.

El hablar en lenguas en privado y el hablar en lenguas con interpretación en público tienen dos maneras de edificar claramente diferentes. El mensaje privado es una oración que edifica el espíritu del que habla. El mensaje público es una comunicación que edifica las mentes de las personas presentes, incluso la del que habla. Ahora bien, ¿es edificada en su espíritu la persona que habla en lenguas e interpreta en una reunión de creyentes? No. El hablar en lenguas en una reunión de creyentes por uno que también interpreta, no edifica a ese creyente en el espíritu, pues el mensaje hablado es de Dios a la gente, y la interpretación, en el idioma de la mayoría de la gente presente, es para la edificación del cuerpo de creyentes. Un mensaje público con su interpretación no nutre el espíritu del que habla, sino que más bien, edifica las mentes de las personas reunidas.

La Palabra de Dios enseña explícitamente que cuando una persona habla en lenguas en una reunión de creyentes, él tiene que interpretar para edificar las mentes del Cuerpo. Sin embargo, hay hijos de Dios que hablan en lenguas en una reunión de creyentes pero que no tienen suficiente creencia o conocimiento como para inspirarles a que interpreten. Ellos son lo que yo llamo "creyentes incrédulos". Ellos saben que pueden hablar en lenguas en sus vidas privadas y algunos de ellos incluso hablan en reuniones de creyentes, pero no creen para interpretar.

Si estos "creyentes incrédulos", que no creen para interpretar, hablaran en lenguas en la Iglesia, bajo tales circunstancias, su espíritu sería edificado. Su hablar no sería un mensaje de Dios a la gente, porque si lo fuera, tendría que ser interpretado.

Para entender esto, usted tiene que entender acerca de la presciencia de Dios. ¿Sabe Dios antes de que yo hable en lenguas en una reunión de creyentes si voy a interpretar o no? Como Dios sabe que yo voy a interpretar cuando hable en lenguas, El da un mensaje a la gente; y viceversa, si Dios sabe que yo voy a hablar en lenguas pero que no voy a interpretar, El inspira una oración que, repito, edifica el espíritu del que habla.

En el cuerpo de creyentes, el hablar en lenguas con interpretación es siempre un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios dirigido a la gente, y su interpretación edificará al cuerpo de creyentes en sus mentes renovadas por medio de exhortación y consolación. No solamente son alentadas y consoladas las mentes de los creyentes, sino que 1 Corintios 14:22 dice que el mensaje dado es también una señal para los incrédulos. Estos incrédulos no son los incrédulos que no son salvos, sino más bien los creyentes incrédulos. La palabra "incrédulo" es una forma de apistia.* El creyente incrédulo necesita esta señal de oír a alguien hablar en lenguas para saber que hay poder en los creyentes, que los creyentes sí hablan en lenguas y que los creyentes sí interpretan.

Tanto al orar privadamente a Dios en el espíritu como al dar un mensaje en lenguas con interpretación en una reunión de creyentes se le llama hablar en lenguas. La razón por la cual se confunden los dos usos es porque la gente siempre está buscando la manera de romper la Palabra de Dios. ¿Por qué no buscar la forma de ver cómo la Palabra encaja en vez de hacerla pedazos? Deberíamos creer en la integridad de la Palabra y permitir que la Palabra hable. Luego armonizamos nuestras vidas y nuestra creencia según lo que dice en la Palabra. Investigamos la Palabra para ver cómo toda la Palabra encaja con precisión.

En la Iglesia, el hablar en lenguas lo tienen que hacer creyentes que crean para interpretar, o no se estará usando con el propósito específico que Dios quiso. Aquellos cristianos que hablan en lenguas pero que no creen para interpretar en una reunión de creyentes simplemente están diciendo una oración. Estas personas no han de hablar en voz alta en la Iglesia sino que han de orar silenciosamente en lenguas para sí mismos y para Dios.

1 Corintios 14:2:
Porque el que habla en lenguas no, habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios.

El hablar es en una lengua desconocida para el que habla. Como sabemos, "lenguas" quiere decir "idioma desconocido". "Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende... "La palabra "le" no figura en los textos griegos y se debe descartar porque hace inexacta a la Biblia. Hablando de cuando los apóstoles recibieron el don proveniente del Espíritu Santo en el día de Pentecostés, Hechos 2:4-11 dice que los apóstoles hablaron en lenguas según el Espíritu les daba que hablasen. Los inconversos que les oyeron hablar entendieron las lenguas que estos doce apóstoles hablaron por inspiración. Ellos dijeron que estos apóstoles estaban hablando "las maravillas de Dios". Por lo tanto sabemos que el hablar en lenguas fue entendido en Pentecostés--no por los hombres que hablaban, sino por aquellos que les oyeron hablar.

El contenido de lo que usted habla en lenguas es asunto de Dios, pero el hecho de hablar es responsabilidad suya. En el día de Pentecostés, como siempre, lo que la persona habló era un idioma desconocido para él, pero no necesariamente para los oyentes. En Pentecostés un grupo de oyentes entendió lo que Pedro decía, otro entendió a Mateo, otro entendió a Juan, y así sucesivamente con los otros apóstoles. Existe la posibilidad de que un oyente entienda la lengua, porque es Dios el que da lo que se ha de hablar. El Espíritu Santo, Dios, lo da, pero es usted quien por su propia voluntad tiene que hablar.

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*Apistia.-- la incredulidad de uno que ha tenido alguna instrucción y enseñanza, pero no lo suficiente como para creer plenamente.
Apeitheia.-- la incredulidad de uno que ha sido plenamente instruido y enseñado, pero que rehúsa creer.
1 Corintios 14:2:
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a [¿a quién?] Dios…

Otro aspecto en esta escritura es que los que hablan, hablan a Dios. Esto no anula la verdad de que el mensaje total --lenguas con interpretación-- va a ser un mensaje proveniente de Dios o en nombre de Dios dirigido a la gente. Puede que algunos digan que es el hombre hablándole solamente a Dios. Permítame hacerle una pregunta: cuando usted dice que le habló al Presidente por teléfono, ¿qué quiere decir? Usted quiere decir que cuando le habló a él, él también le habló a usted. Usted no fue el único que habló. Esta verdad aquí en la Palabra es la misma: usted le habla a Dios y El le habla a usted. Esa es la esencia.

Ahora bien, un punto que se debe estudiar y entender es que el hablar en lenguas en la vida privada de oración de uno, edifica al que habla.

I Corintios 14:4:
El que habla en lenguas... a sí mismo se edifica...

En una reunión de creyentes soy yo el que hablo en lenguas; mas a medida que hablo, Dios da qué hablar. Luego yo doy la interpretación proveniente de Dios, la cual edificará las mentes de los creyentes.

Hay dos maneras básicas en que usted puede edificar su mente: 1) Estudie la Palabra y permita que more en abundancia en su mente. 2) Participe en una reunión de creyentes donde se interpreta el hablar en lenguas, pues la interpretación le dará a su mente conocimiento que exhortará y consolará.

Cuando se da un mensaje en lenguas con su interpretación, ¿es edificado mi espíritu? No. Pero mi mente, al igual que las mentes de las otras personas presentes, es edificada. La mente del cristiano tiene que ser edificada, porque la mente --el pensamiento-- es lo que hace a una persona lo que es. La Biblia dice en Proverbios 23:7: “Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él...” 

Cuando un hombre de cuerpo, alma y espíritu habla en lenguas en su vida privada de oración o en una reunión de creyentes y no cree para interpretar, su hablar en lenguas será oración o alabanza a Dios, y edificará el espíritu del hombre que habla. Es por eso que el versículo 4 de 1Corintios 14 estipula: “El que habla en lengua... a sí mismo se edifica...” Cuando nosotros hablamos en lenguas sin interpretación, edificamos el espíritu que está en nosotros, llamado el hombre interior.

Ahora, el problema con el cual nos encontramos es que algunos dicen que el espíritu del Cristo en usted es perfecto, por lo tanto, ¿cómo puede este hablar en lenguas, edificar el espíritu? ¿Por qué necesita ser edificado el espíritu de un cristiano?  El espíritu es igual que un bebé, el cual, aunque perfecto, de todos modos necesita ser alimentado. Lo mismo sucede con su espíritu, usted lo alimenta mediante el hablar en lenguas.

La ley fundamental involucrada en todo este asunto es que Dios es Espíritu y solamente puede hablarle a lo que es espíritu. Casi todos los grupos confunden la carne y el espíritu porque no mantienen claros sus principios bíblicos. Yo sé que el espíritu es perfecto. Pero los cristianos mismos se estancan espiritualmente. No mantienen su frescura porque muchos de ellos no edifican sus espíritus mediante el hablar en lenguas. En su vida privada de oración, su espíritu es edificado, crece mediante el hablar en lenguas --no mediante la interpretación, no mediante la profecía.

La interpretación y la profecía edifican el cuerpo de creyentes, no en sus espíritus sino en sus mentes.

1 Corintios 14:5:
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis...

Es aquí donde generalmente la gente deja de leer para decir que el hablar en lenguas en la Iglesia no es muy importante. Ellos preferirían que un creyente profetizase. La mayoría de la gente que expone este argumento, a su vez, nunca profetiza. ¿Ve usted el engaño sutil de Satanás? El quiere empequeñecer la Palabra, hacer pedazos la Palabra. No hay nada que iguale el hablar en lenguas en su vida privada. Esto le edificará espiritualmente, mientras que hablar con denuedo en lenguas con su interpretación en una reunión de creyentes edifica el cuerpo de creyentes.

I Corintios 14:5:
Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis [en la Iglesia]; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.

Cuando el creyente habla en lenguas e interpreta, la Iglesia recibe edificación. ¿En el espíritu? No. ¿Dónde? En la mente. La interpretación es siempre en el idioma de la mayoría de la gente presente. Es por esto que en 1 Corintios 14:3 “Pero el que profetiza habla a los hombres...” ¿Por qué? Porque profecía es en el idioma de la mayoría de la gente presente. Así que, si la congregación fuera alemana, la profecía tendría que ser en alemán.

I Corintios 14:3:
Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

Por lo tanto, cuando usted habla en lenguas con interpretación o profetiza, usted y los otros creyentes presentes son edificados por medio de exhortación y consolación. ¿Quién es el que tiene que estar bendecido en su vida privada? Usted, el creyente individual. Sin embargo, en una reunión de creyentes, cada uno tiene que ser edificado.

I Corintios 14:12:
Así también vosotros; pues que anheláis dones [cosas o asuntos] espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la Iglesia.

La palabra "dones" no figura en los textos griegos y debe ser descartada. La palabra "espirituales" es la palabra pneumatikos que significa "cosas del espíritu". Debemos anhelar las cosas del espíritu, ya sea privadamente para nosotros mismos espiritualmente, o  públicamente para las mentes de todo el cuerpo de creyentes. ¡Hágase todo para edificación!



Capítulo Diez
Cómo hablar en lenguas

Ahora que usted sabe por qué se habla en lenguas y cuándo se habla en lenguas, sé que le gustaría recibir en manifestación el poder de la plenitud del Espíritu Santo. Sé que a usted le gustaría hablar las maravillas de Dios y magnificar a Dios. Para hacer esto hay una cosa que usted tiene que hacer y esa es: creer la Palabra de Dios. Sin duda usted cree la Palabra de Dios pues lo que El ha prometido, no solamente desea hacerlo, sino que es capaz de hacerlo. Yo le puedo asegurar, por la integridad de la Palabra de Dios, que cuando usted hable en lenguas estará hablando las maravillas de Dios y magnificando a Dios.*

Antes de hacer conexión con cualquiera de los recursos de Dios usted tiene que saber, primero que nada, "qué está disponible". Usted sabe que hablar en lenguas está disponible porque la Palabra de Dios dice que todos los creyentes renacidos tienen el espíritu santo dentro de ellos, el cual es la habilidad de hablar en lenguas. Luego usted tiene que saber cómo recibirlo, lo cual se expone a continuación.

Permítame revelarle las claves y muy pronto usted también estará hablando las maravillas de Dios. Hechos 2:4 dice: “y fueron todos llenos del Espíritu Santo”.  Todos fueron llenos, nadie fue pasado por alto. Nadie es pasado por alto si ha oído la Palabra y si la cree y luego actúa según ella. Dios es siempre fiel y en consecuencia nadie puede ser pasado por alto. Haga exactamente lo que yo le diga hasta el más mínimo detalle.

En 1 Tesalonicenses 2:13 Pablo le agradeció a Dios de que “cuando recibisteis la Palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios”. Usted también tiene que seguir la verdad de Dios según se declara en la Palabra de Dios. Pero si usted piensa que es solamente Victor Paul Wierwille quien escribe o le habla, nunca recibirá. Si usted tiene la certeza de que lo que yo le estoy diciendo son las palabras que el Espíritu Santo ha hablado y está hablándole a usted por intermedio mío, entonces usted también manifestará la grandeza del poder de Dios. Si usted hace literalmente lo que yo le pido que haga, entonces podrá manifestar la plenitud de la abundancia de Dios, el maravilloso poder de Dios.

Recuerde que Hechos 2:4 dice: “y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron [ellos] a hablar...” Ellos mismos fueron los que hablaron.

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*Hechos 2:11 cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.
Hechos 10:46: “Porque los oían que hablaban en lenguas y que magnificaban a Dios”.

¿Alguna vez ha analizado usted la mecánica del hablar? Usted, con sus propios órganos vocales tiene que producir el habla. La misma mecánica que se utiliza para hablar español o cualquier otro idioma conocido es la que se utiliza en el hablar en lenguas. Por ejemplo, si yo digo: "Yo amo al Señor Jesucristo", ¿qué fue lo que hice mecánicamente? Moví los labios, moví la lengua, moví la garganta, yo hice los sonidos y yo tuve que pensar. Todo esto está involucrado en la mecánica del hablar.

Diga en voz alta: " Yo amo al Señor Jesucristo". ¿Qué fue lo que hizo? Movió los labios, la garganta y la lengua para hablar. Usted formuló las palabras; usted las impulsó hacia afuera.

La única diferencia entre hablar en lenguas y hablar en español es que cuando yo digo: "Yo amo al Señor Jesucristo", tengo que pensar. Cuando hablo en lenguas no pienso las palabras que hablo. Dios da las palabras a mi espíritu, y yo las formulo en mis labios. Yo no pienso las palabras, pero ellas están allí cuando muevo los labios, la garganta, la lengua.

Crea como para estar muy a gusto y tranquilo. Usted tiene que mover los labios, la garganta, la lengua; usted impulsa el aire a través de las cuerdas vocales para producir los sonidos. Usted tiene que formular las palabras, pero las palabras que usted habla, como en Hechos 2:4, son según el Espíritu le da que hable. El contenido de lo que usted habla es asunto de Dios, pero el hecho de hablar es asunto suyo. Yo produzco los sonidos, pero las palabras que yo hablo le son dadas a mi espíritu. Dios da lo que se ha de hablar, y son palabras que magnifican Su Nombre, que hablan de las maravillas de Dios. Esta es la grandeza de la manifestación de hablar en lenguas.

Si usted entiende la mecánica de hablar en español o en cualquier otro idioma que conozca, entonces usted entiende la mecánica de hablar en lenguas. Si usted es renacido del Espíritu de Dios, el poder está en usted, pero es usted el que tiene que hablar--no Dios--usted lo hace. No tendrá ninguna dificultad con Dios; la única dificultad que usted podría tener sería en su propia mente y en su entendimiento de lo que tiene que hacer. Usted, no el Espíritu, mueve los labios; usted mueve la lengua; mueve la garganta; usted le da sonido a las palabras por el poder de Dios que hay en usted. Así pues usted está declarando las estupendas maravillas de Dios. ¡Qué sencillo y bello que es!

Hechos 2 es la orden del día para la Iglesia.

Hechos 2:38:
Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón [remisión] de los pecados; y recibiréis [lambanö,* manifestaréis] el don del Espíritu Santo [pneuma hagion].
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*Hay dos palabras griegas para "recibir" que se usan con relación a recibir el espíritu santo. Dechomai quiere decir “recibir el poder y la habilidad inherentes”. Lambanö quiere decir “recibir al grado de manifestar exteriormente”
Esto es para la Era de la Iglesia en la cual usted y yo vivimos. Cuando usted confiesa con su boca que Jesús es el señor y cree que Dios le levantó de los muertos, usted tiene la remisión de pecados.*

La Palabra dice: "recibiréis". Usted ha de manifestar en el mundo de los sentidos la prueba de que ha recibido espiritualmente. Al manifestar, usted habla las maravillas de Dios; usted magnifica a Dios.

Juan 7 nos dice una gran verdad que usted y yo necesitamos entender cuando manifestamos el poder del Espíritu Santo.

Juan 7:37,38:
...Jesús se puso en pie y alzó la voz, diciendo: si alguno tiene sed, venga a mí y beba.

El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

La palabra "interior" indica la profundidad del alma de un hombre. "De lo más profundo de ese hombre correrán ríos [no pequeños riachuelos] de agua viva". Cuando usted recibe en manifestación el poder proveniente del Espíritu Santo, usted no recibe más sustancia espiritual; usted simplemente recibe en evidencia, en manifestación en el mundo de los sentidos, lo que usted ya tiene espiritualmente en su interior. Manifestar el espíritu santo no quiere decir que se le ha dado a usted algo nuevo; usted simplemente está manifestándole a sus sentidos lo que tiene adentro. El don ya está en usted. Dios le dio la habilidad de hablar en lenguas cuando usted renació. La acción de hablar en lenguas es su responsabilidad; usted ya tiene el potencial. Si usted no habla en lenguas, no es porque Dios no le haya dado la habilidad. Dios prometió por medio de Su hijo: "de su interior correrán ríos de agua viva".

Esto es lo que Jesucristo habló y lo que dijo a los apóstoles antes de ascender. De su interior, de lo más profundo de su ser, correrían ríos de agua viva. Así que cuando usted comience a hablar en lenguas, formule las palabras, hable las palabras y deje que broten burbujeantes, deje que fluyan libremente, no gota a gota. Cuando usted comience a hablar en lenguas, deje que fluya con un sonido tras otro. Eso es lo que dice la Palabra y eso es lo que quiere decir.

Lucas 11:11:
¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?

Suponga que usted tiene un hijo que tenga hambre y usted tiene pan en la casa; si él se lo pidiera, ¿le daría usted una piedra? Estoy seguro que no.
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*Romanos 10:9: “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”.


Lucas 11:12,13:
¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Pues si vosotros [como padres], siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?

La palabra "pidan" es la misma palabra que "exijan". ¿Sabe usted por qué puede exigir el pago de un cheque? Porque el dinero que lo respalda ya se ha depositado en el banco. Todo lo que tiene que hacer es presentarse a la ventanilla de pagos y pedir el dinero de ese cheque. ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan [se lo exijan]? ¿Por qué podemos exigir el espíritu santo? Porque ya se nos ha dado.

Quiero hacerles notar una cosa más. Los más grandes cargamentos en la vida entran al puerto cuando los mares están serenos. Cuando los mares están agitados, los barcos esperan mar adentro; pero cuando los mares se aquietan, los grandes barcos de carga vuelven al puerto. Los más grandes cargamentos de nuestra vida espiritual se reciben cuando nuestros mares interiores están tranquilos. Una de las cosas que la Palabra de Dios ha hecho para mí es darme paz interior para poder recibir la abundancia del poder de la plenitud de Dios.

Gálatas 3:5:
Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?

¿Cómo ministro yo el espíritu santo a la gente? ¿Lo hago por el oír con fe? ¡Sí! No hago esto por las obras de la ley.

Estoy ministrándole el espíritu santo a usted, estoy enseñándole a usted exactamente qué hacer. Después de que haya leído todas las instrucciones. Quiero que cierre los ojos y se siente tranquilamente. Recuerde que cuando le haya ministrado el espíritu santo a usted, quiero que mueva los labios, la garganta, la lengua. Haga usted los sonidos.

Siéntese tranquilamente y haga exactamente lo que yo le digo. Recuerde que la Palabra de Dios dice en Job 29:23: “Y abrían su boca como a la lluvia tardía”. Para beber usted tiene que abrir la boca. En Juan 20:22, antes de la ascensión, Jesús le dio instrucciones a los apóstoles de inhalar. El abrió su boca e inhaló.* Dentro de poco quiero que usted abra su boca e inhale.

Mientras esté sentado, siga esta instrucción.  Abra su boca e inhale. Usted no va a recibir nada más espiritualmente; ahora usted va a manifestar la presencia del espíritu. Simplemente inhale. Abra su boca. Mientras inhale, agradézcale a Dios por haberle llenado con la plenitud del poder de Su espíritu santo. No le suplique;  agradézcaselo.
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*Vea la explicación de Juan 20:22 en la página 58.
Cuando comience a hablar en lenguas, mueva los labios, la garganta, la lengua. Hable. Cuando haya terminado un sonido, hable otro. No preste atención alguna a lo que está pensando. Formule las palabras; mueva los labios, la garganta, la lengua; dígalo. Usted está magnificando a Dios no importa cómo le suenen las palabras a sus oídos. La tarea suya es hablar en lenguas; la tarea de Dios es dar lo que se habla.

Siga moviendo los labios, la garganta y la lengua. Formule otro sonido. Usted tiene que formular sonidos diferentes con los labios. Dios se los ha dado a su espíritu. Ellos están en su espíritu y vienen brotando a su lengua; usted tiene que hablarlos. Usted está hablando las maravillas de Dios; usted está magnificando a Dios; usted está hablando en lenguas. La manifestación externa es su prueba en el mundo de los sentidos de que tiene a Cristo adentro. Hágalo con denuedo. Deje que fluya; deje que entre en efervescencia. "De su interior correrán ríos de agua viva". Siga hablando. Dios está dándole las palabras a su espíritu; su espíritu las está llevando hasta su garganta y usted las está impulsando hacia afuera.

"Padre, en el nombre de Jesucristo y por el poder de Dios que está en mí, yo ministro ahora la plenitud de tu espíritu santo en manifestación en la vida de este creyente". Inhale profundamente y ahora comience a hablar en lenguas como yo le acabo de instruir.

¿No es Dios maravilloso?

Si usted puede hablar una palabra, puede hablar diez mil; porque si puede hablar una palabra, usted tiene el poder, la habilidad dada por Dios, de hablar más. Cada vez que hable recuerde que usted se está edificando a sí mismo espiritualmente. Usted está hablando las maravillas de Dios; está magnificando a Dios. Ahora usted tiene la prueba en el mundo de los sentidos de que tiene a Cristo adentro, que es coheredero con él.

Dentro de poco quiero hable otra vez; que hable una vez más para que por la experiencia pueda adquirir fluidez y confianza. Aprender otro idioma usando la mente tomaría meses; pero el hablar en una lengua desconocida sucede instantáneamente. Dios conoce las lenguas, así  que El se las da a su espíritu y usted las habla.

Cualquier persona que sepa aunque sea un poquito acerca de idiomas sabe que "pi, pi, pi, pa, pa, pa" no sería hablar en lenguas. Hablar en lenguas es hablar un idioma desarrollado. Ahora una vez más quiero que usted hable en lenguas. Esté tranquilo. Mueva los labios, la garganta y la lengua y comience a hablar otra vez. Siga hablando. Usted está hablando las maravillas de Dios, magnificando a Dios. Ahora usted le ha probado a sus sentidos que Cristo está en usted y que usted tiene el poder del espíritu santo. Esta es la grandeza del maravilloso poder de Dios a usted como creyente.







miércoles, 30 de julio de 2014

LA IGLESIA NUEVA Y DINÁMICA CAP. 8 de V.P.Wierwille



Capítulo Ocho
La Responsabilidad del creyente

Los creyentes durante todas las épocas de la historia han tenido la oportunidad y la responsabilidad de dar testimonio de la Palabra de Dios. Nosotros, los de la Era de la Iglesia, también tenemos nuestra "comisión" específica. En Filipenses 2 el Apóstol Pablo nos revela las condiciones en que está el mundo y cuáles son nuestras responsabilidades para con él.

Filipenses 2:15 para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;

asidos de la palabra de vida...

Este pasaje está dirigido a la Iglesia. Los creyentes están capacitados para vivir vidas irreprensibles y sencillas porque ellos son los hijos de Dios.

¿Qué circunstancias dice Dios que rodean a Sus hijos? Ellos viven “en medio de una generación maligna y perversa”. Como creyentes, estamos justo en el centro, como el eje de una rueda, con todas las posibilidades de resplandecer como luces en un mundo tortuoso y deforme.

Para resplandecer como luminares, primero tenemos que conocer la luz, la cual se encuentra en Cristo y en el conocimiento de La Palabra de Dios.

Juan 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Cristo era esa luz, pero ahora somos nosotros los que resplandecemos como luminares, asidos de La Palabra de Dios como es en verdad: La Palabra de Vida.

Usted no necesita preguntarle a una persona si es salva. La Palabra dice que simplemente hemos de resplandecer, asidos de La Palabra de Vida, presentándola, exhibiéndola, mostrándola, para que ellos puedan ver. La Palabra es en sí misma el testimonio.

Piense en el privilegio que tenemos de poder alcanzar a alguien con el Evangelio de Luz, aunque sea a una sola persona en toda nuestra vida. Ella podría ser la persona clave en una comunidad o en toda un área. La persona que usted gane para Cristo podría ser la que a su vez ganará a cientos de miles. Alguien, alguna vez, le testificó y ganó a los más grandes santos de todos los tiempos; sí, alguien que estaba mostrando la Palabra de Vida, asido de ella. El creyente es el que tiene la ocasión y la responsabilidad de exhibir la Palabra en un mundo maligno y perverso.

Para poder compartir efectivamente la Palabra de Vida, nosotros como creyentes primero debemos saber y luego practicar el conocimiento dado en 2 Corintios 5.

2 Corintios 5:17:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

A mí me enseñaron a creer que esta escritura quería decir que cuando Cristo entraba en un hombre, entonces esa persona era una nueva criatura. Esto no es en absoluto lo que el versículo 17 de 2 Corintios 5 dice. Léalo otra vez: "De modo que si alguno está en Cristo [en Cristo]... " Este versículo no dice nada acerca de Cristo, estando en un hombre, como lo hace Colosenses 1:27 "...Cristo en vosotros [en vosotros], la esperanza de gloria".

El milagro del nuevo nacimiento significa Cristo en usted. Sin embargo, Cristo en usted no le pone a él automáticamente en la mente de usted, o sea, usted en Cristo, usted en comunión. Romanos 12:2 declara que somos nosotros mismos los que tenemos que ponernos a Cristo y la Palabra de Dios en nuestras mentes: "transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento". Filipenses 2:5 estipula: "Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús".

2 Corintios 5:17 está hablando del creyente que ha renovado su mente, el que ha sido transformado mediante la renovación de su entendimiento según el Cristo que vive dentro de él. "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es". Una cosa es que Cristo permanezca en usted, y otra totalmente diferente que usted permanezca en Cristo. Cuando usted está en Cristo, cuando ha puesto a Cristo en su mente, entonces tiene usted poder en manifestación.

Juan 15:7 Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.

A medida que usted renueva su mente de acuerdo a la Palabra, usted llega a ser una nueva criatura. Las cosas viejas [en la mente] pasaron. Los viejos deseos, los viejos anhelos y las viejas tentaciones desaparecen. He aquí todas son hechas nuevas.

Después de decirnos como creyentes que renovemos nuestras mentes, 2 Corintios 5 nos dice primeramente de nuestro estar reconciliados con Dios y luego de nuestra responsabilidad de testificarle a todos los hombres.

2 Corintios 5:17,18:
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.

Y todo esto [cuando hemos renovado nuestras mentes, cuando estamos en Cristo] proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.

Es por medio de Jesucristo que estamos reconciliados con Dios. Perdimos nuestra conexión espiritual con Dios por medio de Adán. A consecuencia de la desobediencia de Adán, el pecado pasó a todos los hombres, pues todos los hombres están muertos en delitos y pecados. Pero Jesús vino y reparó la línea de comunicaciones que estaba rota; Jesús restableció la conexión apropiada. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.

Una vez que estamos reconciliados con Dios por medio de Jesucristo, entonces Dios nos da a nosotros el ministerio de la reconciliación. Entonces nuestra función como creyentes es reconciliar.

¿Qué quiere decir la palabra "reconciliar"? Quiere decir: volver a juntar aquello que ha sido separado. Dios le ha dado a usted, como creyente, ese ministerio de traer de vuelta a El a aquellas personas que están separadas. Nuestra responsabilidad es hablar de las grandes posibilidades que cada hombre tiene en Cristo Jesús. Simplemente hemos de mostrar el amor de Dios; mostrar a la gente que por ellos Jesucristo murió y fue resucitado hace más de mil novecientos años. Tenemos que demostrar el poder de Dios, manifestar lo que un creyente tiene en Cristo, mostrar cuán grande Cristo es.

Ese es el ministerio de la reconciliación. ¡Qué ministerio el que tenemos!

2 Corintios 5:19:
que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la, reconciliación.

Cuando Cristo mora dentro de su corazón, usted tiene el ministerio de tomar Su Palabra y reconciliar a la gente con Dios.

Isaías nos habla de la necesidad extrema que tiene la gente de ser traída de vuelta a Dios.

Isaías 53:6:
Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas”. Cada uno está perdido en algún momento. La razón: “cada cual se apartó por su camino”. Perdimos el verdadero camino porque nos hemos apartado por nuestro propio camino. Dios tuvo que hacer algo acerca del embrollo en que nos habíamos metido, así que El nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo Jesús. ¿Cómo lo hizo? "Cargando en él [Jesús] el pecado de todos nosotros". Dios cargó en Jesús todos nuestros pecados y todos los pecados de todos los demás. La gran responsabilidad del creyente es el ministerio de la reconciliación--volver a juntar aquello que ha sido roto o separado--entre Dios y el hombre. Hemos de compartir la Palabra de Vida con todos, porque todos se han descarriado. Nosotros ya hemos sido reconciliados con Dios; ahora es responsabilidad nuestra resplandecer, asidos de Su Palabra “en medio de una generación maligna y perversa”. Cuando exhibimos la Palabra de Vida, resplandecemos como luminares en el mundo. Este es nuestro ministerio de reconciliación. Esta es nuestra responsabilidad.





















martes, 29 de julio de 2014

LA IGLESIA NUEVA Y DINÁMICA CAP. 7 de V.P.Wierwille


Capítulo Siete

¿Qué es la adoración verdadera?



Estoy seguro de que al observar los diferentes grupos religiosos, las diferentes iglesias y diferentes denominaciones usted se ha preguntado muchísimas veces: ¿qué exactamente es la adoración? Mientras que algunas iglesias tienen altares, tienen velas, incienso, agua bendita, otras denominaciones no tienen símbolo alguno. Seguramente usted ha notado tantas variaciones que ha llegado a preguntarse: "Si así es como ellos adoran, ¿por qué este otro grupo adora de manera tan diferente?" Puede que cada grupo tenga un granito de verdad, pero tal diversidad de ritos religiosos entre los creyentes cristianos no pueden estar todos en armonía con la Palabra de Dios.

¿Qué es la adoración verdadera? Es críticamente importante entender los versículos hablados por Jesús en Juan 4.

Juan 4:22-24:
Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos.

Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.

Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.

Jesucristo dijo: "Vosotros adoráis lo que no sabéis..." Yo creo que eso se aplica a la mayoría de la gente. Todos adoran. La cuestión es: ¿estamos adorando correctamente? ¿Sabemos que, cómo o por qué adoramos?

Acerca de la adoración, Jesucristo dijo que "la hora viene... cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu [La palabra "en" es la misma palabra griega traducida "por medio de", "por medio de espíritu".] y en verdad". ¿Cómo adorar al Padre? No por medio de velas, ni por medio de altares, ni por medio de la lectura bíblica, ni por medio de cantos, sino que usted le adorará, a El por medio del espíritu. "... En espíritu y en verdad... “es la figura literaria hendíadis: o sea, la utilización de dos sustantivos a pesar de que el sentido es sólo uno. "Espíritu" es un sustantivo y "verdad" también lo es. Así que se usa el doble sustantivo para duplicar el énfasis de que es "espiritualmente verdadero" o "verdaderamente espiritual". El Padre busca al verdadero adorador que le adore así--en espíritu y en verdad. Si podemos averiguar lo que es adorar a Dios por medio del espíritu, entonces sabremos cómo adorarle a El verdaderamente.

La cuestión no es qué piensa tal o cual persona, sino, ¿que dice la Palabra de Dios? Se le han introducido tantas ideas al cristianismo que a menudo es difícil, incluso para los eruditos bíblicos, distinguir entre aquello que es genuino y lo que es falsificado. En otras palabras es difícil separar el verdadero cristianismo de la religión. La religión es lo que el hombre ha introducido. Hay mucha religión en lo que se llama "cristianismo", mas el verdadero cristianismo no contiene ni una pizca de religión. A menos que usted sepa cuál es la diferencia que hay entre la religión y el cristianismo, su confusión será grande. En pocas palabras, el cristianismo es lo que Dios hizo en Cristo Jesús cuando le levantó de los muertos. El cristianismo es Cristo en usted, la esperanza de gloria.

La Biblia enseña que Dios es Espíritu y que hemos de adorarle en espíritu y en verdad.  Jesús declaró esta verdad cuando le habló a la mujer samaritana. En Juan 4:20 la mujer le dijo a Jesús: “Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar”. Jesús le respondió en el versículo 21: “Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre”.  ¿Cómo entonces se le adorará a El?

Filipenses 3:3:
Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

Esto es la adoración verdadera. Los llamados de Dios somos aquellos que “en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús...”

Nos gloriamos en Cristo Jesús, no en Jesucristo. Hay una gran diferencia. No nos gloriamos en Jesús, el humillado, sino en el Cristo glorificado. Nuestro gloriarnos no está en aquel Jesús a quien se le escupió, se le golpeó, se le persiguió o se le ridiculizó. Nos gloriamos en que él fue más que vencedor, en que venció y ascendió a los cielos, en que está sentado a la diestra de Dios, y en que en el día de Pentecostés envió "... esto que vosotros veis y oís", como lo declara: Hechos 2:33. Gloríese acerca de Cristo Jesús, aquél que fue humillado pero que ha sido resucitado y ha ascendido a la gloria.

Adorar es gloriarse en Cristo Jesús por lo que él hizo, no por lo que nosotros hacemos, ya que la carne es débil. No juzgue al hombre por la carne. No ponga su confianza, su seguridad, su dependencia ni su creencia en la carne. La carne es tan débil que Juan 6:63 dice:...la carne, para nada aprovecha...” Cuando ponemos nuestra confianza en la carne, es posible que valoremos a un hombre como mejor que otros basados en las apariencias, mas Dios mira en nuestros corazones. Cuando nosotros renacimos del Espíritu de Dios, ¿de quién somos hijos? ¡De Dios! Ante los ojos de Dios somos igualmente preciosos.

Hay muchas cosas que se están llevando a cabo so pretexto de ser cristianismo que no son nada más que tener "confianza en la carne". Pero nosotros verdaderamente tenemos nuestra confianza en lo que Dios hizo en Cristo Jesús. Cristo Jesús nos hizo presentables para adorar a Dios.

Colosenses 1:12:
con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos [adecuados] para participar [compartir plenamente] de la herencia de los santos en luz.

Mateo 15 presenta un relato acerca de la adoración, pero una vez más, no es adoración verdadera.

Mateo 15:6b-9:
…Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.

Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando dijo:

Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí.

Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres.

¿Parecía genuina su adoración? ¿Llevaban a cabo su rito religioso? A juzgar por la carne, nosotros les hubiéramos dado nuestra aprobación. Pero, ¿qué dijo el Señor? "... pues en vano me honran..." ¿Por qué adoraban en vano?

Porque ellos estaban “...Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres”.

En Marcos hay otro ejemplo de adoración vana.

Marcos 7:5-9:
Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?

Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, Mas su corazón está lejos de mí.

Pues en vano me honran, Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.

Les decía también: Bien [con pleno conocimiento] invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición.

¿Qué clase de adoración es ésta? Adoración vana. Simplemente llevar a cabo las tradiciones de los hombres es una acción hueca.

Romanos 1:25:
Ya que cambiaron [la gente] la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador...

Ellos adoraron al hombre más de lo que adoraron a Dios. La adoración vana ha estado ocurriendo por mucho tiempo. Los hijos de Israel se alejaron de Dios y adoraron en vano. En Hechos 7 y Apocalipsis 9 se encuentran relatos acerca de cómo los hijos de Israel rechazaron la predicación de su hombre de Dios, Moisés, y empezaron a adorar a espíritus diabólicos.

Hechos 7:40-47:
cuando dijeron a Aarón [los hijos de Israel dijeron a Aarón]: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron.

Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo [espíritus diabólicos]; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Acaso me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel?

Antes bien llevasteis el tabernáculo de Moloc, Y la estrella de vuestro dios Renfán, Figuras que os hicisteis para adorarlas...

Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había visto.

El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué al tomar posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David.

Este halló gracia delante de Dios, y pidió proveer tabernáculo para el Dios de Jacob.

Mas Salomón le edificó casa.

Apocalipsis 9:20:
Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar.

Adorar al Diablo y a los espíritus diabólicos y todo lo que esté relacionado con ellos es adorar en vano. Satanás trató de engañar incluso a Jesús mismo para que adorara en vano.

Mateo 4:8,9:
Otra vez le llevó [a Jesús] el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos,

y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

La victoria más grande para el Diablo hubiera sido conseguir que Jesús le adorase a él. Como seres humanos tenemos dos, y solamente dos, alternativas de adoración: el Dios verdadero y el Diablo. Si nosotros adoramos en espíritu al Dios verdadero, nos gloriamos en Cristo Jesús, no tenemos confianza en la carne. Si lo que nos rodea se ve negro y la sociedad parece ponerse cada vez peor, no se ponga nervioso, sino adore a Dios en espíritu y en verdad. Aquellos que adoran cualquier otra cosa que no es el Dios verdadero acabarán mal.

Apocalipsis 19:20:
Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.

Esta destrucción se puede evitar fácilmente; debemos adorar a Dios.

Apocalipsis 22:9:
Pero él me dijo: Mira, no lo hagas; porque yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas, y de los que guardan las palabras de este libro. Adora a Dios.

¿Cómo vamos a adorar a Dios por medio del espíritu si no somos renacidos del Espíritu de Dios? Es imposible. Si somos renacidos del Espíritu de Dios, llenos del poder del espíritu santo, podemos adorar al Dios verdadero en espíritu y en verdad. Y para adorar por medio del espíritu debemos operar una manifestación del don, espíritu santo. La manifestación de espíritu santo que produce adoración verdadera es el hablar en lenguas.

Cuando adoramos a Dios por medio del hablar en lenguas, eso es hablar a Dios.

1 Corintios 14:2:
Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios...

Hablar en lenguas es hablar las maravillas de Dios.
Hechos 2:11:
cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.

Hablar en lenguas es magnificar a Dios.

Hechos 10:46;
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.

Hablar en lenguas es oración perfecta.

Romanos 8:26:
Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros...

Hablar en lenguas es dar gracias bien.

I Corintios 14:17:
Porque tú, a la verdad, bien das gracias...

Hablar en lenguas es adorar “en [por medio de] espíritu y en verdad”. Hablar en lenguas es adoración verdadera. Dios, quien es Espíritu, está comunicándose con Su don de espíritu santo que es Su nueva creación en mí. En otras palabras, la adoración verdadera es el Espíritu de Dios hablándole a mi espíritu, lo cual se evidencia por medio del hablar en lenguas. Cuán hermosa y sencilla es la adoración, y sin embargo, cuánto se ha malentendido.