lunes, 25 de agosto de 2014

PODER PARA LA VIDA ABUNDANTE CAP.18


CAPITULO 18
LA FE VIENE POR EL OIR LA PALABRA DE DIOS


Cuando se le dio dominio al Diablo y el hombre se volvió un ser de cuerpo y alma, ¿qué le pasó a la relación del hombre con Dios?

Efesios 2:11,12:
Por tanto, acordaos de que en otro tiempo vosotros, los gentiles en cuanto a la carne, erais llamados incircuncisión por la llamada circuncisión hecha con mano en la carne.

En aquel tiempo estabais sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.

Ellos estaban sin Dios porque cuando el hombre pecó perdió su espíritu, su relación innata con Dios. El hombre, estando sin espíritu, estaba sin Dios y sin esperanza en este mundo.

Efesios 2:1:
Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados.


¿Qué quiere decir muertos? El hombre parecía estar vivo. Tenía cuerpo y alma pero estaba muerto en delitos y pecados porque no  tenía espíritu. Salmos dice que todos los hombres son concebidos y nacen en pecado. Esto no quiere decir que los padres fueron pecaminosos en la forma en que tuvieron relaciones. El hombre es concebido y nace en pecado porque no tiene espíritu.

Teniendo solamente cuerpo y alma, ¿cómo vuelve a tener un hombre natural una conexión con el mundo espiritual? Las cosas espirituales sólo se pueden conocer por el espíritu, así como las cosas del reino natural sólo se pueden conocer por los cinco sentidos. Puesto que el hombre natural no puede conocer a Dios, ¿cuál es el puente que se extiende sobre el abismo que hay entre el hombre natural y Dios? El puente es la fe.

Pero el hombre natural no tiene fe porque la fe es un elemento espiritual. ¿Cómo entonces consigue fe para sobrepasar ese abismo?

Romanos 10:17:
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.


La fe viene al hombre natural por el oír. El hombre de cuerpo y alma puede oír. El hombre tiene libre albedrío, y tiene una mente, de modo que puede creer si lo quiere.

“Así que la fe es por el oír…” ¿Por oír qué? ¿Lo que dice Juan o Enrique? ¿o lo que dicen “Selecciones”, o “Bohemia”, o “Vanidades” o ”Panorama”? La  fe no viene de esa forma. La fe viene por oír una cosa-la Palabra de Dios.

Antes de ir más adelante clarifiquemos la diferencia entre las dos palabras “fe” y “creencia”. Estas dos palabras no son sinónimas a pesar de que la Reina -Valera y otras traducciones las han usado intercambiadamente. La fe es una realidad espiritual interna, mientras que la creencia es una acción de la mente humana. El hombre natural de cuerpo y alma puede creer; pero el hombre natural no puede tener fe.

Gálatas 3:22:
Más la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes.

El hombre natural de cuerpo y alma, el hombre que no ha sido salvo, no tiene fe. La fe es espiritual y el hombre natural no la puede tener. Pero el hombre de cuerpo y alma puede creer.

Gálatas 3 continúa: “Pero antes que viniese la fe…” entonces tiene que haber habido un tiempo en que la fe no existía.

Gálatas 3:23,24:
Pero antes que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados bajo la ley, encerrados para aquella fe que iba a ser revelada.

De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a [hasta]Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe.

La ley fue el ayo hasta Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe, ¿La fe de quién? La fe de Jesucristo. Nosotros, hombres naturales de cuerpo y alma, debemos ser justificados por la fe.

Gálatas 3:25:
Pero venida la fe, ya no estamos bajo ayo.

Desde que vino la fe, ya no estoy bajo la ley porque Cristo fue el fin de la ley.

Si la fe vino por Jesucristo, ¿hubo fe en el Antiguo Testamento? ¿Hubo entonces fe en los Evangelios? No pudo haber habido porque Jesucristo vino a hacerla disponible, y la ley no fue cumplida completamente hasta Pentecostés. Absolutamente nadie podía tener fe hasta que Jesucristo hizo la fe disponible.

Jesús no la la trajo cuando nació en Belén; no la trajo cuando murió en la cruz; la trajo cuando todo fue cumplido en el día de Pentecostés. No hay fe en los Evangelios o en el Antiguo Testamento. Cuando leemos la palabra “fe” antes del libro de Hechos, estamos leyendo simplemente un error en traducción. ¿Cuántas veces piensa usted que la palabra “fe” aparece en el Antiguo Testamento en la Versión Reina-Valera? Solamente aparece tres veces: en Números 35:30, Isaías 57:11 y en Habacuc 2:4. Leyendo “fe” en contexto, uno verá que quiere decir ya sea “fidelidad”, "constancia” o “testimonio”. Hay una vasta diferencia entre ser fiel y tener fe. La mayoría de la gente piensa que hay fe en el Antiguo Testamento por causa de Hebreos 11: “Por la fe Noé”, “Por la fe Abraham”, “Por la fe Isaac”, “Por la fe Jacob”, “Por la fe Sara”. Sin embargo en el Antiguo Testamento no dice que Abraham tuvo fe. Dice que Abraham creyó a Dios, Isaac creyó a Dios, Jacob creyó a Dios. Estos hombres tenían cuerpo y alma; podían creer pues tenían una mente; podían oír la palabra; podían ver los Diez Mandamientos y creer lo que veían. Gálatas 3:6 dice de Abraham: “Abraham creyó a Dios, y le fue contado por justicia”. Hebreos 11 debería, con exactitud, leerse: “Por creencia Noé”, “Por creencia Abraham”; “Por creencia Isaac”, y así sucesivamente.

En el Antiguo Testamento, Dios cubría sus pecados. Los miembros de la Iglesia de Gracia no tiene sus pecados cubiertos; éstos son completamente lavados. El nos limpia. Dios nos puede limpiar porque una cosa ha venido a ser y esa es la fe.

Romanos 10:4:
Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.

Cuando el hombre de cuerpo y alma oye la Palabra de Dios y cree lo que oye, Romanos 10:9, recibe la “fe de Jesucristo” y justicia.

Romanos 3:22:
La justicias de Dios por medio de la fe en [de] Jesucristo, para todos lo que creen en él.

¿Cuánta fe es la fe de Jesucristo? Es justamente lo que uno recibe, ni más ni menos. ¿Cómo puede conseguir más fe una persona cuando la Palabra dice que la "fe" en [de] Jesucristo [es] para todos los que creen en él”?

Romanos 12:3:
Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.

¿Cuál es esa medida de fe que Dios reparte a cada uno cuando cree? La Palabra dice que es la fe de Jesucristo.

Gálatas 2:16:
Sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo...

No somos justificados por las obras de la ley; somos justificados por la fe de Jesucristo.

Gálatas 2:20:
Con Cristo estoy juntamente crucificado [El texto original es: Con Cristo fui juntamente crucificado.] y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Cuando Cristo fue crucificado, yo fui crucificado juntamente con él; sin embargo, todavía vivo-cuerpo y alma. No solamente tengo cuerpo y alma, sino que tengo espíritu cuando soy nacido de nuevo. Y ahora no vivo por mis sentidos, sino por la fe de Jesucristo que me es dada espiritualmente. Simplemente utilizo mis sentidos para poner en operación esa fe

Observe Efesios 2:8. “Porque por gracia [favor divino] sois salvos por medio de la fe…” ¿La fe de quién? No la mía propia, sino la fe de Jesucristo la cual es el puente que se extiende sobre el abismo que hay entre el hombre natural de cuerpo y alma y Dios que es Espíritu.

Efesios 2:8-10:
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe [La fe de Jesucristo es el don de Dios para cada hombre cuando él cree en el Señor Jesucristo.]; y esto no de vosotros, pues es don [proveniente] de Dios.

No por obras [Si la salvación es por gracia, no puede ser por obras], para que nadie se gloríe.

Porque somos hechura suya [de Dios], creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Cuando este hombre natural de cuerpo y alma oye la Palabra de Verdad y cree, recibe la fe de Jesucristo. Una persona nunca puede recibir o alcanzar más fe que eso. Cuando una persona recibe esta fe, se hace miembro de una familia. Dios es el Padre y nosotros somos Sus hijos.

Gálatas 6:10:
Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

¿Quiénes forman la familia de la fe? Aquellos a quienes ha sido dada la fe de Jesucristo porque han creído.

Digamos que yo no he sido salvo; soy un hombre natural de cuerpo y alma. Oigo la Palabra; creo lo que oigo. Y, cuando creo, Dios implanta en mí la fe de Jesucristo, la cual es “para todos los que creen en él”. Puesto que Dios ha puesto esta fe en mí, soy ahora de la familia de la fe. Dios es mi Padre; yo soy Su hijo.

¿Cómo debemos tratar a los otros miembros de la familia de la fe? La Palabra de Dios dice que debemos hacer mayormente el bien a los de la familia de la fe. Frecuentemente, en nuestro dominio terrenal, hacemos el bien a todos los que están fuera de la familia; dentro de la familia, actuamos con poco cariño entre uno y otro. Los cristianos también parece que no pueden llevarse bien entre sí. Estamos siempre peleando sobre si tenía o no tenía ombligo Adán, o si podrían o no podrían seis ángeles sentarse en la cabeza de un alfiler, o si deberíamos marchar sobre la capital o alejarnos de la capital. Los cristianos no son buenos el uno con el otro en lo más mínimo. Y sin embargo la Palabra dice que debemos ser especialmente buenos con la familia de la fe. ¿Por qué? Porque es la familia de Dios y nosotros por lo tanto tenemos tanto en común.

Tito 1:4:
A Tito, verdadero hijo en la común fe…

La "común fe” es esa fe que es común a todo creyente nacido de nuevo. Es la fe de la familia.

Tito 1:13:
…Por tanto, repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe.

Asegúrate de que los hijos de Dios estén actuando apropiadamente como una parte de la familia de la fe.

Hay otras clases de fe en la Biblia además de la fe de la familia. Una vez que nos hemos vuelto miembros de la familia de la fe, podemos entonces operar la manifestación de fe (creencia) de modo que nosotros podamos vivir con el poder de Dios. La manifestación de fe (creencia) es creencia especial de mente renovada de acuerdo a las manifestaciones de revelación. Renovar la mente de uno consiste en poner la Palabra de Dios en la mente y luego vivirla.

La manifestación de fe (creencia) es llamada frecuentemente uno de los “dones” del Espíritu. No son dones del Espíritu; son manifestaciones del espíritu, según se relata en 1 Corintios 12. la manifestación de la fe es la manifestación de creencia.

Gálatas revela otro tipo de fe y esa fe es un fruto del espíritu. Buen fruto viene de buen cultivo. Para cultivar uno usa buen fertilizante o alimento natural para las plantas. Gálatas 5 habla de nuestros jardines espirituales personales.

Gálatas 5:22,23:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contras tales cosas no hay ley.

Este es el fruto del espíritu. Note que la palabra “fruto” está en singular. Está dicho de esa forma porque están todos en un grupo o en un racimo, como las uvas. Gálatas:5:22 no dice, como dicen muchos comentarios, que el amor es un fruto de las buenas obras. Cuando dice “fruto del Espíritu” quiere decir fruto del espíritu. Si hubiera querido decir fruto de las buenas obras habría dicho fruto de las buenas obras.

Uno produce fruto del espíritu por la operación de las manifestaciones del espíritu. La persona que tiene la fe de Jesucristo tiene la habilidad para operar las nueve manifestaciones. El puede hablar en lenguas, puede interpretar, puede profetizar, puede operar la palabra de ciencia, la palabra de sabiduría, el discernimiento de espíritus, fe (creencia), milagros y sanidades.

Los varios tipos de fe son: (1) creencia, (2) fe de Jesucristo, (3) fe de la familia, (4) manifestación de fe (creencia), (5) fe fruto del Espíritu. Debemos estar alerta a los varios usos de esta palabra si vamos a dividir correctamente la Palabra de Verdad.

Fue una gran revelación para mí cuando descubrí que nunca en la Palabra de Dios se le dice a la Iglesia que tenga fe. ¿Por qué? Porque ser nacido de nuevo del espíritu de Dios es tener la fe de Jesucristo. Somos renacidos del Espíritu de Dios, somos hechura suya, tenemos la fe de Jesucristo. No podemos obtener más fe que eso. Todo creyente renacido tiene fe igualmente medida. Si Dios le hubiera dado a usted más fe cuando usted fue salvo que lo que yo recibí, entonces Dios hace acepción de personas, lo cual, por supuesto, es una contradicción a la Palabra de Dios. El hijo más joven en la familia de Dios tiene la misma cantidad de fe que el santo más viejo. Todos tienen la fe de Jesucristo. Puesto que la mayoría de la gente que ha nacido de nuevo del Espíritu de Dios no sabe que tienen la fe de Jesucristo, no la pueden usar.

Esto explica la diferencia aparente en la gente cristiana: por qué un creyente es, para así decirlo, un cristiano anémico mientras otro creyente se convierte en un cristiano muy saludable o robusto. Ambos tiene la misma fe, pero uno alcanza un plano más alto de vida cristiana que el otro porque sabe más, cree más, y por lo tanto, opera más. La anemia cristiana viene de ser enseñado poco, creer menos, y operar menos aun. La persona que cree más, recibe abundantemente; el otro, que cree poco, recibe en proporción. Nunca se recibe hasta que primero se cree.

El Antiguo Testamento y los Evangelios son acerca de hombres que existieron solamente por sus cinco sentidos. Solamente podían entender y creer aquello que podían ver pues la fe no había venido todavía.

Juan 6:30:
Le dijeron entonces [a Jesús]: ¿Qué señal, pues, haces tú, para que veamos, y te creamos? ¿Qué obra haces?

En los Evangelios, la fe no había venido todavía de modo que los hombres tenían que ver primero y entonces creerían. No podían entender nada excepto aquello que estaba en el mundo de los sentidos. Otro ejemplo de esto se da en Juan 20:8 cuando dos discípulos vieron la tumba vacía de Jesús.

Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó.

Era un hombre de conocimiento por los sentidos el que vio la tumba vacía. El vio y entonces creyó. Otro ejemplo familiar se encuentra en Juan 20.

Juan 20:24-29:
Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.

Le dijeron, pues, los otros discípulos
[a Tomás]: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.

Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.

Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.

Entonces Tomás respondió y le dijo: !Señor mío, y Dios mío!

Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.


Hasta el día de Pentecostés, la gente vio y entonces creyó. Hoy en día nosotros creemos primero y entonces vemos.

A aquellos que viven en Pentecostés y después de Pentecostés durante la Administración de la Iglesia, Romanos 10 les da los pasos para salvación.


Romanos 10:9,10:
que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo.

Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.


El hombre que confiesa a Jesús como señor y cree que Dios levantó a Jesús de los muertos recibe salvación. Cree primero y entonces recibe.


2 Corintios 4:18:
No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

Cualquier cosa que se puede ver está en la categoría de los sentidos; y las cosas de los sentidos son siempre temporales. Pero aquello que usted no puede ver-el espíritu de Dios, la fe de Jesucristo, la justicia de Dios, justificación, santificación-todas estas son las cosas que son eternas.

¿Cómo puede un hombre de cuerpo y alma conseguir la fe de Jesucristo? ¿Cómo puede conseguir la justificación de Dios, redención y santificación? La respuesta es simple. Para recibir todo esto de Dios debemos hacer una cosa-creer. La siguiente pregunta es: ¿Qué debemos creer?

Para responder a esto, debemos ver primero lo que Dios efectuó en Cristo, lo cual a su vez Cristo efectúa dentro de nosotros a medida que nosotros, de cuerpo y alma, creemos.

Jesucristo era el plan de Dios desde el principio para manifestar a Dios, que es Espíritu, en el nivel de los sentidos, de modo que el hombre de conocimiento por los sentidos pudiera ser redimido. Dios en su presciencia sabía que Adán y Eva pecarían y que El tendría que mandar a su Hijo para redimir a la humanidad. Dios, siendo consistente y observante de la ley, tenía que obrar dentro de un marco legal para redimir al hombre. Puesto que por el hombre vinieron el pecado y la muerte, por el hombre también tendría que venir la redención del pecado y la muerte. Jesucristo era un ser humano que físicamente tenía los procesos de vida fundamentales y soportó todas las cosas. Hebreos 4:15 dice que él “…fue tentado en todo [todas las cosas] según nuestra semejanza pero sin pecado”. Jesucristo fue el plan de Dios para manifestación en el mundo de los sentidos. Juan 14:9 declara: “…El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Jesucristo manifestó a Dios en el mundo, el cual entendía solamente lo que veía, oía, olía, gustaba o tocaba.

Para entender el que Dios se manifieste a Sí mismo en la carne a través de Su Hijo, veamos primero cómo Dios, que es Espíritu, podía tener un Hijo en la carne. Primero que nada, la mayoría de la gente no entiende la Palabra, ni tampoco entienden a Dios y cómo El opera. No hacen diferencia entre las palabras “formó”, “hizo” y “creó”; o “cuerpo”, “alma” y “espíritu”. Si nosotros no entendemos estas verdades, es imposible entender cómo una mujer podría concebir por el poder de Dios y dar a luz al Señor Jesucristo. El versículo más iluminador sobre la concepción y el alumbramiento del Señor Jesucristo está en Hebreos.


Hebreos 2:14:
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó ["tomó parte" según el texto] de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo.



Todo niño que nace en este mundo participa de la carne y sangre* de su madre y su padre. Hebreos 2:14 dice que Jesucristo “tomó parte”. El texto no dice que Jesucristo participó (pues se usa una palabra distinta en el griego); él tomó parte de lo mismo.
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*”Sangre” representa vida. Es la figura literaria sinécdoque-una parte puesta por el todo.


La primera palabra “participó” en Hebreos 2:14 es koinoneō lo que quiere decir “compartir por completo”. Los niños comparten por completo la carne y sangre de su madre y su padre. Pero donde dice: “…él también participó de lo mismo”, la palabra “participó” es en el griego la palabra metechō que quiere decir “tomar solo una parte”. La parte que él tomó fue de la carne; pero la vida de alma en su sangre era de Dios.

Los niños participan de ambos carne y sangre, pero Jesucristo no participó de carne y sangre; él solamente tomó parte. Según la carne, él nació de María; pero según la vida de alma que estaba en su sangre, él nació por concepción divina. Así que Judas dijo una verdad cuando dijo: “He entregado sangre inocente”.

La Palabra de Dios dice que Jesus fue concebido por el Espíritu Santo y que nació de María. El fue concebido por Dios. Eso no quiere decir que Dios tuvo relaciones sexuales con María. Eso es imposible porque espíritu es espíritu; mundo natural es mundo natural. Dios creó vida dentro de los órganos reproductivos de María. Dios una vez más tuvo que crear-El tenía que crear vida de alma.

Si El hubiera querido, Dios podría haber creado vida de alma en cualquier mujer después de Génesis 3:15. La pregunta es entonces: ¿por qué esperó Dios miles de años después de la caída para crear vida dentro de una mujer de modo que Cristo pudiera nacer? Toda mujer, desde Eva hasta María, era físicamente capaz de dar a luz a Cristo. La razón por la que María fue la que dio a luz al Mesías, depuse de miles de años, es que ella fue la primera mujer que creyera literalmente y sin reservas lo que Dios dijo. Fue ella quien dijo: “…hágase conmigo conforme a tu palabra…” Por esto es que María concibió y dio a luz al Señor Jesucristo. El nació de María, pero la simiente en él fue creada por Dios.

En la administración de Cristo, era la carne de Cristo que manifestaba a Dios al hombre de los sentidos; pero es la sangre de Jesucristo la que purifica, redime y hace posible la vida abundante para la humanidad. Por su herida fuimos sanados y por su sangre derramada tenemos la remisión de los pecados. Según la Palabra de Dios, cuando Jesucristo fue circuncidado, fuimos circuncidados* con él; cuando murió en la cruz del Calvario, la Palabra de Dios dice que nosotros morimos con él; cuando resucitó, resucitamos con él; y cuando ascendió al cielo, nosotros ascendimos con él. La Palabra de Dios dice en Efesios 2:6 que nosotros estamos sentados con él en lugares celestiales mientras que todavía estamos aquí sobre la tierra. Qué tremendo testimonio.
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*Colosenses 2:11: “En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo”.





1 comentario:


  1. El libro del Poder para la Vida Abundante se compone de una tabla de materias de cinco partes, haciendo un total de 25 capítulos.

    "La Palabra del Señor no está presa"

    Hechos 19:20:
    Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

    ¿Qué crecía? No la opinión del hombre. La Palabra del Señor crecía y la Palabra del Señor prevalecía. Cuando esa Palabra de Dios prevalece, empiezan a ocurrir cosas en nuestras vidas, en nuestra comunidad y en nuestra sociedad. pero mientras el crecimiento de la Palabra de Dios sea impedido, mientras la gente no entienda la plenitud de la Palabra de Dios, nunca podrá prevalecer. Dios quiso que Su Palabra prevaleciese. Dios nos dio Su Palabra para que nosotros podamos guiar a la gente de las tinieblas a la luz gloriosa del evangelio de redención y salvación para hacer conocer Su voluntad. 

    Cita del libro "Poder para la Vida Abundante" V.P. Wierwille pág. 119

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