jueves, 7 de agosto de 2014

LA IGLESIA NUEVA Y DINÁMICA Cap.16 de V.P.Wierwille y Acerca del autor.


Capítulo Dieciséis
La Respuesta Estudio de 1 Juan
        
La Iglesia de Gracia fue fundada en el día de Pentecostés y con su fundación comenzó una nueva administración. Juan dirigió su primera epístola a aquellos recién nacidos a la comunión de creyentes para informarles acerca de su posición, sus derechos y sus responsabilidades ante Dios. Cuando se usan las palabras "desde el principio" en el primer versículo, no se refiere a "en el principio" como en Génesis 1:1. "El principio" aparece nueve veces en esta epístola; ocho veces se refiere al principio de esta administración, el período de la Iglesia de Gracia; la novena vez se refiere al tiempo del principio cuando fue hallada iniquidad en el Diablo.

1 Juan 1:1:
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo [logos, la Palabra] de vida.

El oír, el ver, y el palpar, están todos en el reino de los cinco sentidos. El hombre natural puede conocer la Palabra por medio de sus cinco sentidos--él no tiene ninguna otra manera mediante la cual adquirir conocimiento.

Versículo 2:
(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó).
Juan le está informando a la gente que él va a dar a conocer su revelación respecto a esta "Palabra de vida".

Versículo 3:
lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

Un niño no puede tener comunión en una familia terrenal sino hasta después de su nacimiento. Esto también es verdad en la familia espiritual de Dios. Tenemos que ser renacidos de Dios antes de poder tener comunión con Dios en Su familia. Juan no le está escribiendo a los incrédulos, sino a aquellos que son hijos, a aquellos que son renacidos para que así puedan tener comunión con Dios y con los otros creyentes.

Versículo 4:
Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido.

El gozo también es un fruto del espíritu como se menciona en Gálatas 5:22 donde dice: "Mas el fruto del Espíritu es... gozo..." El fruto del espíritu no incluye la felicidad. Una persona puede tener felicidad por las cosas materiales que le rodean; puede que la abundancia de cosas le haga feliz. Pero el gozo es algo interior. El gozo es una cualidad espiritual. La revelación en 1 Juan está escrita para que el creyente renacido no sólo tenga gozo en su interior, sino que también el gozo de su mente renovada sea cumplido, completo.

Versículo 5:
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

Si Dios es luz, entonces no puede haber tiniebla alguna en El. Toda cosa negativa, mala, dañina, pecaminosa y que provoque la muerte tiene que proceder de otra fuente, no del verdadero Dios de luz.

Versículo 6:
Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad.

Después de que una persona pasa a ser un hijo en la casa de Dios, él puede tener comunión en la familia mientras sigue utilizando la Palabra como su libro de guía. Si como hijos decimos que tenemos comunión con Dios y sin embargo no seguimos el reglamento y andamos impíamente, mentimos. Cuando nos salimos fuera de los preceptos, estamos fuera de comunión, pero sin embargo seguimos siendo hijos en la familia. Tenemos que fijarnos claramente en la diferencia que hay entre comunión y filiación. "Andar en tinieblas" no afecta el parentesco de Padre e hijo; rompe la comunión.

Versículo 7:
pero si andamos en luz, como él [Dios] está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

El andar en luz nos da comunión con Dios. Cuando estamos fuera de comunión, andamos en tinieblas, lo cual es pecado, pues toda comunión rota es pecado. Sin embargo, cuando confesamos nuestra comunión rota, la sangre de Jesucristo nos limpia, nos hace sin mancha. "La sangre" es una figura literaria que se refiere al hecho de que Jesucristo dio su vida. Es la figura metalepsis que incluye sinécdoque. La figura sinécdoque hace que "sangre" represente "derramamiento de sangre" e indica la muerte de Jesucristo y no su vida. Luego va más allá de la acción de su muerte, indicando los méritos que él logró para nosotros, los cuales efectuó por medio de su muerte y por lo tanto lógicamente se asocian con ella. La palabra "limpiar" señala un lavamiento íntegro y total, sin dejar ninguna imperfección o impureza.

Versículo 8-10:
Si decimos que no tenemos pecado [comunión rota], nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.

Si confesamos nuestros pecados [comunión rota], él [Dios] es fiel y justo para perdonar nuestros pecados [comunión rota], y limpiarnos de toda maldad.

Si decimos que no hemos pecado [roto comunión], le hacemos a él [Dios] mentiroso, y su palabra [de Dios] no está en nosotros [en nuestras mentes].

Nadie puede vivir en comunión con Dios si vive de acuerdo a cualquier otro principio que no sea de la Palabra de Dios. Cuando andamos por otras sendas pecamos, lo cual es injusticia. Si confesamos nuestros pecados a Dios cuando estamos fuera de comunión, Dios es fiel a Su promesa de proveer justicia legal. Dios es capaz de absolvernos de toda comunión rota, pecado del cual todos los hijos son culpables.

1 Juan 2:1,2:
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis [que no rompan comunión]; y [pero] si alguno hubiere pecado [roto comunión], abogado [un abogado defensor] tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo.

Y él [Jesucristo] es la propiciación [el pago] por nuestros pecados [comunión rota]; y no solamente por los nuestros, sino también los de todo el mundo.

Jesucristo es la propiciación por nuestros pecados, que quiere decir que él no sólo pagó por ellos sino que también, cuando rompemos comunión, nos trae de vuelta para disfrutar del favor de Dios. Nuestra confesión de pecado produce el perdón de nuestra comunión rota. Dios puede remitir nuestro pecado solamente una vez y eso es en el momento de la salvación. La remisión de pecados es para el pecador que no es salvo; el perdón de pecado es para el pecador salvo que está fuera de comunión con Dios.

Versículo 3:
Y en esto sabemos que nosotros le conocemos [a Dios], si guardamos sus mandamientos [los de Dios].

Hemos de probarnos a nosotros mismos que conocemos a Dios. Las formas griegas para "sabemos" y "conocemos" en el versículo 3 se usan con la siguiente precisión: "Sabemos [tiempo presente--por estar personalmente muy familiarizados] que nosotros le conocemos [tiempo pretérito perfecto--por un encuentro inicial con Dios, la salvación]..." ¿Cuáles son Sus mandamientos? Hacer esas cosas acerca de las cuales El nos acaba de instruir--andar en la luz. Hemos de declarar la Palabra después de que nuestras mentes han sido iluminadas por ella.

Versículo 4:
El [el hombre] que dice: Yo le conozco [a Dios, por estar familiarizado personalmente con El], y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él [el hombre].

Si una persona no es renacida, la verdad no está en ella espiritualmente. Pero si un creyente renacido dice que conoce a Dios íntimamente y no observa el mandamiento de andar en la luz, la verdad de la Palabra no está en la mente de ese hombre. La verdad permanece en el ser espiritual del creyente, pero esa persona no ha puesto la verdad en su mente.

Versículo 5:
pero el que guarda su palabra [de Dios], en éste [el hombre] verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él [Dios por medio de Jesucristo].

Guardar la Palabra de Dios es vivir de acuerdo a Su voluntad. Nosotros somos los que guardamos Su Palabra, y al guardarla, el amor de Dios es perfeccionado en nosotros. El amor, agapë en griego, se recibe con el nacimiento espiritual. "El amor agapë de Dios" se manifiesta externamente cuando andamos en la luz. Lo que hace posible la comunión perfecta es tener el espíritu de Dios en nosotros y además andar en Su amor.

Versículo 6:
El [el hombre] que dice que permanece en él [Dios por medio de Cristo Jesús], debe andar como él [Jesucristo] anduvo.

Cualquiera que dice que permanece o que está continuamente en la presencia de Dios, tiene que tener la mente renovada de acuerdo a la Palabra y andar con esta mente renovada como lo hizo Jesucristo. Porque tiene libre albedrío, el creyente renacido puede decidir vivir conforme a este mundo; pero, para estar en comunión, un creyente tiene que decidir renovar su mente y actuar según la Palabra de Dios.

Versículo 7,8:
Hermanos, no os escribo mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo que habéis tenido desde el principio; este mandamiento antiguo es la palabra que habéis oído desde el principio.

Sin embargo, os escribo un mandamiento nuevo, que [el proceso total de palabra y obra] es verdadero en él [Dios] y en vosotros, porque las tinieblas van pasando, y la luz verdadera ya alumbra.

Se da ahora un precepto nuevo. Toda la transacción de Dios fue hecha genuina y aplicable, y por lo tanto puede ser, y es, manifestada en el mundo de los sentidos. Las tinieblas pertenecen al pasado porque Dios en Cristo en nosotros es luz. Sin embargo, otros no pueden ver esta luz a menos que la manifestemos, la mostremos con nuestro andar.

Versículo 9:
El que dice que está en la luz, y aborrece a su hermano, está todavía en tinieblas.

El aborrecer es posible solamente cuando alguien es nacido de la simiente del Diablo, de la misma forma como el amor agapë es posible únicamente cuando uno es nacido de la simiente de Dios. Las dos palabras griegas para "aborrecer", misos y stugos, al igual que todas sus derivadas, tienen que entenderse de acuerdo con su uso en el contexto. Pueden significar "antipatía" o "antipatía que resulta en el odio absoluto del Diablo". Este odio, lo opuesto de agapë, es una cualidad espiritual que una persona recibe cuando nace de la simiente de la serpiente.

Versículo 10,11:
El [el hombre] que ama a su hermano, permanece en la luz [andando en la mente renovada según la Palabra], y en él [el hombre] no hay tropiezo.

Pero el que aborrece [le tiene antipatía] a su hermano está en tinieblas, y anda en tinieblas, y no sabe a dónde va, porque las tinieblas le han cegado los ojos.

Si mantenemos renovadas nuestras mentes según la Palabra de Dios, el amor de Dios se perfecciona en nuestras mentes, y no le damos oportunidad alguna a la carne para menospreciar o tenerle antipatía a un hermano en Cristo. Aquel que le tiene antipatía o menosprecia a su hermano no ha renovado la mente según la Palabra de Dios. Satanás trata constantemente de disuadirnos de andar en la verdad de la luz y así pues nos hace andar en tinieblas. Para continuar firmes en la luz, un creyente tiene que tener un conocimiento de la Palabra de Dios. Sin ese conocimiento, el creyente es desarraigado y fácilmente llevado a las tinieblas debido a la ignorancia.

Versículo 12:
Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os han sido perdonados por su nombre [de Dios].

Una persona no puede ser hijo de Dios sino hasta que sea renacido de la simiente de Dios, El pecado de un hombre, comunión rota, es perdonado por amor del nombre de Dios, porque el hombre está en la familia de Dios. Literalmente, todos los pecados fueron cargados en Jesucristo cuando él hizo su sacrificio.

Versículo 13,14:
Os escribo a vosotros, padres, porque conocéis al que es desde el principio. Os escribo a vosotros, jóvenes, porque habéis vencido al maligno [Satanás]. Os escribo a vosotros, hijitos, porque habéis conocido al Padre.

Os he escrito a vosotros, padres, porque habéis conocido al que es [Dios] desde el principio. Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno [Satanás].

 La Palabra de Dios solamente puede morar en los hombres después de que hayan renacido y tengan vida eterna. Los creyentes permanecen en la Palabra según renuevan sus mentes de acuerdo a esa Palabra. Esta es la única forma de vencer al maligno.

Versículo 15:
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

Si el amor del Padre no está en una persona, esa persona no tiene vida eterna. Si un hombre ama de verdad las cosas del mundo (lo cual alude a Satanás quien gobierna y es dueño legal del mundo), el amor del Padre no puede estar en él.

Versículo 16:
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

La codicia (desear más de lo que se necesita), los deseos posesivos ("los deseos de los ojos") y la jactancia ("vanagloria") son cualidades de hombres en quienes no mora la Palabra.

Versículo 17,18:
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace [practica] la voluntad de Dios permanece para siempre.

Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo.

Cualquier persona nacida de la de la serpiente es llamada “anticristo” porque está en oposición a Cristo.

Versículo 19:
Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.

Los anticristos, aquellos nacidos en la familia del Diablo, querían separarse a sí mismos de los creyentes, aquellos nacidos en la familia del Dios verdadero.

Versículo 20-24:
Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas [porque tenemos Su Palabra escrita].

No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad.

¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.

Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.

Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros [en vuestras mentes]. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros [en vuestras mentes], también vosotros permaneceréis [andando] en el Hijo y en el Padre.

Si aquello que hemos oído desde el principio, la vida eterna, está en nosotros espiritualmente y andamos en comunión por medio de la renovación de nuestras mentes, permaneceremos en el Padre. Para renovar la mente hay que dar tres pasos: (1) conocer la Palabra de Dios, (2) Ponerla en nuestras mentes. Y (3) Manifestarla en acciones. La salvación nos da la filiación; la mente renovada nos da la comunión perfecta con el Padre.

Versículo 25-27:
Y esta es la promesa que él [Dios] nos hizo, la vida eterna.

Os he escrito esto sobre los que os engañan [os hacen dudar]. 

Pero la unción [el nuevo nacimiento] que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe [instruya]; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él [Dios].

La unción que tenemos de Dios es la unción del espíritu santo. Es recibir la plenitud del don proveniente del Espíritu Santo quien es Dios. No necesitamos a ningún hombre para que nos enseñe porque tenemos la Palabra y el poder y las manifestaciones del espíritu santo.

Versículo 28:
Y ahora, hijitos, permaneced en él [en Dios por medio de Cristo Jesús], para que cuando se manifieste [Cristo], tengamos confianza [denuedo], para que en su venida [de Cristo] no nos alejemos de él [Dios] avergonzados.

En el retorno de Cristo, vamos a ser juzgados y recompensados por nuestro andar con Dios. Si vivimos con la mente renovada en manifestación y estamos en comunión con Dios, no estaremos avergonzados ni nos sentiremos deshonrosos. Al contrario, tendremos confianza.

Versículo 29:
Si sabéis que él [Dios] es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él [Dios].

"Hace" es la palabra clave. Quiere decir practicar una habilidad tal como un cirujano, o un pintor o músico profesional. Hemos de practicar en el mundo de los sentidos lo que hemos recibido en el espíritu. Somos justos porque Dios nos hizo justos; pero nuestra justicia se manifiesta al mundo según practicamos la voluntad de Dios, y la voluntad de Dios se conoce solamente de la Palabra de Dios.

1 Juan 3:1:
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él [Dios].

El mundo nunca entenderá eso de que seamos "hijos de Dios". La salvación es una obra interna, espiritual, y el hombre natural no puede entender los asuntos espirituales. El mundo desconoce a Dios, pues como lo explica 1 Corintios 2:14: “...el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir [los asuntos espirituales] espiritualmente”.

Versículo 2:
Amados, ahora somos hijos de Dios, y [pero] aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él [Cristo] se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.

La sección que empieza con "y aún no se ha manifestado" en el versículo 2, hasta el fin del versículo 4 es parentética y se refiere a Cristo. Entonces en el versículo 5 retornamos al tema: Dios. Ser semejantes a él (Cristo) es ser como él será en su cuerpo resucitado en su retorno. Cuando Cristo regrese, seremos semejantes a él porque somos coherederos con Cristo* e hijos del mismo Padre.

Versículo 3:
Y todo aquel que tiene esta esperanza [el retorno de Cristo] en él, se purifica a sí mismo, así como él [Cristo] es puro.

Tenemos la esperanza de la segunda venida de Cristo. Por lo tanto, nosotros los que tenemos esta esperanza debemos purificarnos a nosotros mismos por la renovación de la mente. Personalmente deberíamos purificar nuestras mentes así como nuestros espíritus son puros, el don proveniente de Dios.

Versículo 4:
Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.
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*Romanos 8:17: “Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”.

La frase "infracción de la ley" es la palabra griega anomia, "sin ley". Uno que practica ilegalidades, y que por lo tanto no observa la ley, es un infractor. Para cumplir la ley, el hombre tiene que seguir las instrucciones dadas en Gálatas 6:2 donde dice: "Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo".

Versículo 5,6:
Y sabéis que él [Dios] apareció [en Cristo y fue mostrado al mundo] para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él [Dios].

Todo aquel que permanece en él [Dios], no peca; todo aquel que peca, no le ha visto [a Dios], ni le ha conocido [a Dios, más allá del conocimiento inicial].

El versículo 6 está hablando de un creyente que permanece en Dios (comunión), no de Dios permaneciendo en el creyente (salvación). Un creyente peca y  rompe comunión con Dios, no en la vida espiritual que él recibió cuando renació, porque esa vida es perfecta y no puede pecar. Si uno tiene la mente perfectamente renovada, no peca y no rompe comunión.

Versículo 7:
Hijitos, nadie os engañe; el [el hombre] que hace justicia es justo, como él [Dios en Cristo en usted] es justo.

Nadie puede hacer justicia sino hasta que él mismo sea justo. La justicia es de Dios y por lo tanto está incluida en el don, espíritu. La justicia es Dios en Cristo dentro de uno, lo que hace posible manifestar la justicia exteriormente.

Versículo 8
El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo.

Todo pecado se debe a la influencia de Satanás sobre la persona que comete el pecado. Jesucristo apareció para deshacer el poder de Satanás. En su primera venida él derrotó la obra del Diablo; sin embargo, la destrucción total está aún por manifestarse cuando Cristo venga por segunda vez.

El Hijo de Dios ha derrotado a Satanás para aquellos que son renacidos y que han renovado la mente de acuerdo a la Palabra. Si una persona no renueva la mente, Satanás no es derrotado en la vida de esa persona. En tal situación, Satanás frustra a esta persona con enfermedades, preocupaciones, necesidades, temores y otros negativos satánicos.

Las palabras "desde el principio" en el versículo 8 se refieren al principio de la maldad encontrada en Lucifer, el Diablo. Observe Ezequiel 28:15: “Perfecto eras [tanto Adán como el Diablo] en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad.

Versículo 9:
Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado [en el espíritu], porque la simiente [Cristo] de Dios permanece en él [el hombre]; y no puede pecar [en eso, de lo cual es nacido, la simiente de Dios, Cristo en él], porque es nacido de Dios.

El hombre no puede pecar en esta simiente de la cual es renacido. Es simiente espiritual perfecta.

Versículo 10:
En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios.

Fíjese cuán marcada es la diferencia entre las simientes espirituales. Los hijos siguen el patrón de sus respectivos padres.

Versículo 11,12:
Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.

No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas.

Caín era "del maligno"; él era nacido de la simiente de la serpiente y manifestó el odio y las malas obras del Diablo.

Versículo 13,14:
Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece.

Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte.

La palabra "hermanos" tiene la connotación de "santos" como hijos de Dios. Sabemos que hemos pasado de muerte a vida cuando nuestras acciones son motivadas por el amor de Dios. Nuestra salvación se manifiesta a nosotros mismos y a los otros santos según amamos con el amor de Dios en nuestras mentes renovadas. Nadie tiene este amor agapë sino hasta que renace de Dios. El hombre natural a lo sumo solamente puede tener philia, amor humano.

En la última parte del versículo 14 las palabras "a su hermano" no figuran en los textos más antiguos. "El que no ama" se refiere al hombre no salvo. La persona no salva no puede amar con el amor agapë y permanece en tinieblas.

Versículo 15:
Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él.

Algunas iglesias han enseñado que cualquiera que comete un homicidio, uno que en realidad toma la vida de otro, no tiene vida eterna permanente en él. La Palabra de Dios no dice eso. "Todo aquel que aborrece [aborrecer es del Diablo y solamente los hijos del Diablo pueden hacerlo] a su hermano [en la carne] es homicida". El hermano no es víctima del homicidio sino que el hombre que aborrece, que es nacido de la simiente de la serpiente, está causando su propia muerte. "Y sabéis que ningún homicida [que causa su propia muerte porque es nacido de la simiente de la serpiente] tiene vida eterna permanente en él". No puede tener vida eterna, es nacido de la serpiente.

Versículo 16:
En esto hemos conocido [entendido] el amor, en que él (Jesucristo) puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos [santos].

Debemos poner nuestras vidas, debemos poner nuestros deseos egoístas en sujeción a nuestro espíritu, para ayudar a los creyentes.

Versículo 17:
Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano [santo] tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?

A menudo se nos ha enseñado que hemos de ayudar a los no salvos que están hambrientos. Esta escritura nos dice que nuestra responsabilidad primaria es hacia nuestros hermanos en Cristo.*

Versículo 18-22:
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad [amemos y no solamente hablemos del amor].

Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él [Dios];

pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas.

Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios;

y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él [Dios], porque guardamos [en nuestras mentes] sus mandamientos [de Dios], y hacemos [en nuestras acciones] las cosas que son agradables delante de él [Dios].

Si nuestro corazón nos reprende, estamos fuera de comunión con Dios. Hemos pecado por no andar en la mente renovada. Cuando estamos fuera de comunión, no tenemos confianza para con Dios, y no podemos tener respuesta a nuestras oraciones.
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*Gálatas 6:10: “Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.


Versículo 23:
Y este es su mandamiento [de Dios]: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado [Dios en Cristo Jesús].

Podemos jugarnos el todo por el todo en la bondad que Dios ha provisto para nosotros si practicamos Su voluntad. Aquí tenemos un mandamiento, no una petición: que creamos en el nombre de Su Hijo, Jesucristo. Jesús, el primogénito, y nosotros, sus hermanos, hemos de manifestar el amor del Padre dentro de Su familia.

Versículo 24:
Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él [Dios] permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

La persona que guarda los mandamientos no sólo tiene filiación sino también comunión. Podemos saber que Dios en Cristo mora en nosotros por medio de manifestar el espíritu que El nos ha dado.

1 Juan 4:1-3:
Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.

En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios;

y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.

No hemos de creer toda manifestación sobrenatural sino que hemos de poner los espíritus a prueba para ver si son del verdadero Dios. Para hacer esto necesitamos operar la manifestación de discernimiento de espíritus. El espíritu de un falso profeta no podrá confesar que Jesucristo ha venido en la carne. Este es anticristo pero no el anticristo mismo.

Versículo 4:
Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el [Dios en Cristo] que está en vosotros, que el [el Diablo y sus espíritus diabólicos] que está en el mundo.

Dios en Cristo en nosotros, el espíritu santo, es mayor que los espíritus del Diablo en el mundo. Cuando nosotros los creyentes comencemos a ejercer nuestros derechos legales de filiación usando el nombre de Jesucristo, verdaderamente viviremos con poder y venceremos las fuerzas de Satanás en nuestras vidas.

Versículo 5-12:
Ellos [los anticristos] son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye.

Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad [Dios] y el espíritu de error [un espíritu diabólico].

Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios.

El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él.

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación [pago] por nuestros pecados.

Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros [con la mente renovada].

Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

Ningún hombre ha visto jamás a Dios pues Dios es Espíritu. El amor de Dios se perfecciona en nuestro andar a medida que renovamos nuestra mente.

Versículo 13-15:  
En esto conocemos que permanecemos en él [Dios], y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu [Su don, espíritu santo].

Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo.

Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.

Cuando Dios permanece en un hombre, él ha recibido una nueva creación, vida eterna. Cuando un hombre permanece en Dios, el hombre está andando en comunión en la mente renovada.

Versículo 16:
Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor [agapë]; y el que permanece en amor [agapë], permanece en Dios, y Dios en él.

El amor de Dios se perfecciona en nuestras mentes al grado que nosotros permanecemos en Dios, y así manifestamos Su Don al mundo.

Versículo 17:
En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él [Dios] es, así somos nosotros en este mundo.

Como Dios es, así somos nosotros, los que somos renacidos y que demostramos amor. Entonces tenemos confianza y poder en los momentos críticos porque nos hemos vestido de la armadura de Dios.

Versículo 18,19:
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.

Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

Dios nos amó primero y nos dio vida eterna lo cual hace posible que nosotros amemos [agapë]. Ahora debemos renovar nuestras mentes de acuerdo al Espíritu,  Dios, y andar ante El en amor.

Versículo 20,21:
Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?

Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

"Aborrecer", según se usa en esta escritura, es "no amar". La prueba para nosotros mismos y para otros de que amamos a Dios es manifestar a los santos el amor de Dios.

1 Juan 5:1:
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró [Dios], ama también al que ha sido engendrado [Cristo y los hermanos] por él.

Todo el que ama a Dios en la mente renovada ama a los hermanos porque es imposible tener el amor de Dios en la mente renovada sin amar a los hermanos. Tanto Cristo como nosotros hemos sido engendrados por Dios. Cristo es nuestro hermano y junto con él todos nosotros somos hijos de Dios.

Versículo 2:
En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.

Guardamos Sus mandamientos mediante la renovación de nuestras mentes de acuerdo a Su Palabra. Al andar en esta luz, nos probamos a nosotros mismos que somos los hijos de Dios.

Versículo 3,4:
Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos [de Dios]; y sus mandamientos no son gravosos [pesados].

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo [Satanás], nuestra fe.

A lo largo de esta epístola la palabra "mundo" se refiere a Satanás. El mundo incluye todo el reino de Satanás y las cosas que hay en él. Tenemos la habilidad dada por Dios de vencer toda opresión porque “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo”. Nuestra victoria viene con: 1) Nuestro creer en la Palabra de Dios. Y 2) Renovar nuestras mentes de acuerdo a ella.

Versículo 5:
¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Jesús venció al mundo y ese mismo poder nos pertenece según ministramos y operamos las manifestaciones del espíritu.*

Versículo 6-8:
Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio [con nuestro espíritu, el hombre interior]; porque el Espíritu es la verdad.

Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.

Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.**

De acuerdo al versículo 6, Jesucristo vino mediante agua y sangre. Sabemos que Jesús fue concebido en María por el Espíritu Santo. En el momento del nacimiento de Jesús, el saco amniótico que rodeaba al feto fue roto y por lo tanto salió del agua. También se derrama sangre cuando la madre da a luz. Por lo tanto Jesús, al igual que todos nosotros, "vino mediante agua y sangre".

Por mi nacimiento natural yo también nací de agua y sangre. Pero el espíritu dentro de mí, que vino en el momento de mí nacimiento espiritual, indica que ya no soy solamente un hombre natural pues tenemos vida eterna que es espíritu. Estos tres --agua, sangre y espíritu-- dan testimonio del mismo Dios de quién se dio testimonio cuando nació Jesús.
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*Juan 14:12: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre”.
**De acuerdo al texto crítico griego las siguientes palabras fueron por primera vez añadidas en los versículos 7 y 8 en el siglo dieciséis: “…en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres los que dan testimonio en la tierra..."


Versículo 9-12:
Si recibimos el testimonio de los hombres [en cuanto a nuestro nacimiento de sangre y agua], mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.

El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho [a Dios] mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.

Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.

El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.

Cuando nosotros creímos en el Hijo de Dios, recibimos el testimonio de la vida eterna dentro de nosotros. "El que tiene al Hijo, tiene la vida", según el texto. No nos ganamos esta vida que Dios nos ha dado; no imploramos por ella; no la podemos robar, y no la podemos perder porque Dios nos la dio como simiente.

Versículo 13,14:
Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.

Sin embargo, con esa misma lógica, si pedimos cualquier cosa que no sea la voluntad de Dios, no recibiremos nada. Tenemos que conocer Su voluntad para saber qué pedir en forma apropiada y legítima.

Versículo 15:
Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos [tiempo presente] las peticiones que le hayamos hecho [tiempo pasado].

Tenemos lo que hemos pedido antes de tenerlo en manifestación. Esto es grandioso. ¿Por qué? La Biblia es la Palabra de Dios, y la Palabra de Dios es la voluntad de Dios. Por lo tanto, si conocemos la Palabra de Dios, conocemos la voluntad de Dios. Si la Palabra dice: "Ora por los enfermos", entonces sabemos que hemos de orar por los enfermos; estamos haciendo la voluntad de Dios. Ya no necesitamos usar la desgraciada frase "Si Dios quiere". Solamente alguien que no sabe o que es ignorante de la Palabra de Dios dirá "Si Dios quiere". El hombre que conoce la Palabra de Dios sabe lo que Dios quiere.

Versículo 16:
Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.

El "pecado de muerte" es el pecado imperdonable.* Si un hombre comete este pecado, la oración no le servirá de nada porque ese hombre es nacido de la simiente de la serpiente. Sin embargo, si un hermano en la carne no ha cometido el pecado imperdonable, Dios le dará a ese hermano vida eterna si se lo pedimos. La palabra "hermano" en el versículo 16 se refiere específicamente a un hermano de nacimiento. Podemos orar por la salvación de un miembro de la familia que quiere oír y creer la promesa de Dios. Orar por vida eterna para un pariente, hermano o hermana, que no ha cometido el pecado imperdonable es una clave que podemos aplicar para los miembros de nuestra familia que no son salvos.

Versículo 17:
Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.

Cualquier cosa pensada, hablada o hecha que no esté en armonía con la Palabra de Dios es injusticia. La injusticia de aquellos que son renacidos no es de muerte porque Dios ha prometido perdón.

Versículo 18:
Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado [en el espíritu, el hombre interior], pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.

Si este versículo fuera traducido así: "Sabemos que eso que es nacido de Dios dentro del creyente no peca", la gente lo podría entender más fácilmente. "Todo aquel que ha nacido de Dios" permanece en comunión con Dios mediante la renovación de su mente. El creyente con la mente renovada no puede ser tocado por el maligno. La clave está en vivir de acuerdo a la Palabra de Dios. Mediante acción positiva no daremos oportunidad alguna a Satanás a que interfiera en nuestras vidas. Como Efesios 4:27 exhorta: “ni deis lugar al diablo”.

Versículo 19,20:
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.

Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.

El mundo entero está impotente, a la merced del maligno, Satanás. El es el príncipe de este mundo según Juan 14:30 y el dios de este mundo según 2 Corintios 4:4. No obstante, nosotros que somos renacidos hemos sido alumbrados porque conocemos al Dios verdadero.

Versículo 21:
Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

"Hijitos" es un término de cariño, tal como lo usaría un maestro que ama y que se preocupa de sus estudiantes. "Guardarse de los ídolos" quiere decir no buscar ayuda, guía o instrucción de cualquier otra fuente que no sea nuestro Padre celestial, quien es el Dios vivo y verdadero. No debemos dejar que nuestras mentes sean apartadas de Dios y de Su Palabra. Nuestro vivir victorioso, después de recibir nuestra filiación, está en relación directa con nuestro permanecer en comunión por medio de pensar y actuar según la voluntad de Dios, la cual se puede conocer solamente por la Palabra de Dios.
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*Wierwille, Victor Paul, The Word’s Way—Vol. III, Studies in Abundant Living (American Christian Press, New Knoxville, Ohio, USA, 1971), Capítulo 4, “The Unfordable Sin” (“El Pecado Imperdonable”).





Acerca del Autor

Victor Paul Wierwille ha pasado muchos años buscando esclarecimiento de la Palabra de Dios por medio de hombres de Dios diseminados a lo largo del continente.  Su trayectoria académica después del colegio secundario continuó en el Colegio y Seminario  “Mission House” (Lakeland), donde recibió sus diplomas universitarios en Artes y en Divinidad. El Dr. Wierwille estudió en la Universidad de Chicago y en el Seminario Teológico de Princeton, donde recibió el diploma de Maestro de Teología en Teología Práctica. Tiempo después completó su trabajo para graduarse como Doctor en Teología.

Durante 16 años el Dr. Wierwille sirvió como pastor en el noreste de Ohio.  Durante estos años escudriñó la Palabra de Dios para obtener claves para un vivir abundante y victorioso. El Dr. Wierwille visitó a E. Stanley Jones y estudió su programa “Ashram”.  Hombres tales como Glenn Clark, Rufus Mosley, Starr Daily, Albert Cliff, el Obispo K.C. Pillai y otros, fueron huéspedes de la congregación local del Dr. Wierwille. Karl Barth de Suiza fue su amigo y consultor, y también George M. Lamsa, el erudito arameo, así como otros eruditos europeos y del lejano oriente. Con estos hombres el Dr. Wierwille buscó entendimiento bíblico. En 1953 comenzó a enseñar clases sobre Poder Para la Vida Abundante. Estas sesiones concentradas están específicamente orientadas hacia revelar la Palabra de Dios como la voluntad de Dios, y contestar preguntas cruciales acerca del espíritu santo y su actual disponibilidad y eficacia en las vidas de los creyentes. El conducir a hombres y mujeres de todas partes del mundo a recibir la vida más abundante, rápidamente absorbió todo el tiempo disponible del Dr. Wierwille, de manera que se hizo necesario que renunciara de su posición de pastor local. Por veinte años el Dr. Wierwille ha dedicado toda su energía a enseñar la exactitud de la Palabra de Dios al establecer el Centro de Investigación Bíblica El Camino en New Knoxville, Ohio, y sus ramas a través de los Estados Unidos, al igual que en la India, Australia, Canadá, Europa y América del Sur.


  

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