miércoles, 18 de junio de 2014

PODER PARA LA VIDA ABUNDANTE CAP.8

     


     CAPÍTULO 8
  EN EL PRINCIPIO 

   ERA EL VERBO

El comienzo del Evangelio de Juan declara:


En el principio era el Verbo, y el Verbo con Dios, y el Verbo era Dios. 


Observe que hay tres usos de la palabra “verbo” en el versículo 1.


Juan 1:2:
Este era el principio con Dios.

Logos quiere decir “palabra” o “comunicación”. Se habla de Dios como del logos porque Él es la Palabra. Cristo es el logos, la Palabra de Dios en persona; mientras que la Biblia es el logos, la Palabra de Dios por escrito.

¿De cuál logos habla Juan 1:1? “En el principio era el logos, y el logos era con Dios, y el logos era Dios”. La palabra que se usa en este versículo es a la vez la Palabra escrita, de la que hoy hablamos como la Biblia, y Cristo, la Palabra en persona. 


La clave para entender Juan 1:1 y 2 es la palabra “con”. Si se usara cualquier otra palabra griega para la palabra “con” excepto pros, la Biblia entera se derrumbaría. La Palabra pros quiere decir “junto con, pero claramente independiente de”. Eso es precisión semántica exquisita. Jesucristo en el principio estaba junto con Dios, sin embargo él era claramente independiente de Dios. La Palabra escrita estaba originalmente con Dios, y sin embargo era claramente independiente de Dios. Esto es un uso admirable porque refuta la enseñanza errónea de que en el principio Jesucristo estaba con Dios para comenzar todas las cosas. Esto no es lo que la Palabra dice. Dice que Jesucristo estaba con Él, pero la Palabra escrita también estaba con Él. ¿Cómo? En lo que usted y yo podríamos expresar como la “mente de Dios”. Dios en Su presciencia sabía de la venida del Señor Jesucristo. Él sabía de los profetas a quienes les podría dar la Palabra, y de su fidelidad en escribir y hablar la Palabra. Todo esto estaba con Dios debido a Su presciencia. ¿Sabe que usted estaba con Dios desde el principio si usted es un creyente renacido?


Efesios 1:4:

según nos escogió (Dios)en él antes de la fundación del mundo…

Si usted fue escogido antes de la fundación del mundo, ¿dónde estaba usted? No me diga que ha vivido ya con Él en la eternidad. No, sino que en la presciencia de Dios, Dios sabía que usted creería algún día, que volvería a nacer del Espíritu de Dios. Por eso es que la Palabra dice que Él lo escogió a usted y que usted estaba con Él antes de la fundación del mundo. 


Observe otra Escritura que lo corrobora.


2 Tesalonicenses 2:13:

…Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad.

Nosotros estábamos con Él desde el principio, como Jesucristo estaba con Él, como la Palabra escrita estaba con Él, y sin embargo éramos claramente independientes de Él. Esto explica la importancia del uso de pros.


Por lógica deductiva, si Dios es perfecto, entonces el logos, Jesucristo, tiene que ser perfecto. Si Dios es perfecto y Cristo es perfecto y la Palabra es dada según santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo, entonces la Palabra de Dios también tiene que ser perfecta. 


Dios es perfecto, luego Jesucristo es perfecto, luego la Palabra revelada de Dios es perfecta. Consecuentemente las palabras que forman la Palabra también tienen que ser perfectas. Por esto es que si se hubiera usado cualquier otra palabra en vez de la preposición pros en Juan 1:1 y 2 toda la Biblia se haría pedazos a causa del uso imperfecto de las palabras. Para tener una Palabra perfecta, las palabras tienen que ser perfectas y el orden de las palabras tiene que ser perfecto. 


¿Se ha preguntado usted alguna vez por qué Juan 3:16 está situado exactamente donde está? ¿por qué está Gálatas 5:4 exactamente donde está? ¿por qué está I Corintios 12 donde está? ¿por qué está I Corintios 14 donde está? Si estuvieran en cualquier otro lugar el orden de las palabras sería imperfecto. Una cadena no es más fuerte que su eslabón más débil. Esto es verdad también en la Palabra. Si la Palabra puede ser rota en cualquier lugar, la Palabra se derrumba desde Génesis hasta Apocalipsis. O toda la Biblia es la Palabra de Dios desde Génesis 1:1 hasta Apocalipsis 22:21, o nada de ella es la Palabra de Dios. Alguien puede decir: “Creo lo que dice Juan 3:16, pero no creo en I Corintios 14, donde Pablo dice: ‘quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas”. Si uno puede creer en Juan 3:16 y desechar I Corintios 14, entonces puedo creer en I Corintios 14 y desechar Juan 3:16. ¿Qué nos queda? Nada. Opiniones de hombres. Todo en la Biblia tiene que ser la Palabra de Dios o nada lo es. 


Dios es perfecto, la Palabra es perfecta, y, por lo tanto, la Palabra quiere decir lo que dice y dice lo que quiere decir. Dios tiene un propósito para todo lo que Él dice, dónde lo dice, por qué lo dice, cómo lo dice, a quién se lo dice, y cuándo lo dice. 


En cierta etapa de mi vida creía que la Palabra de Dios estaba llena de mitos. En aquella época le podría haber citado numerosos teólogos, pero no le podría haber citado la precisión de la Palabra de Dios. Hubo un tiempo en mi vida en que yo ni siquiera creía las palabras “Santa Biblia”. No creía en los milagros, no creía en la segunda venida. No era más que un incrédulo de remate. Aprendí mi incredulidad en las escuelas donde asistí, las cuales enseñaban que la Biblia estaba llena de errores, que la Palabra de Dios está llena de mitos, que tiene muchas falsificaciones en ella. Si un ministro no cree que la Biblia es la Palabra de Dios y si piensa que está llena de mitos y falsificaciones, ¿cuáles serían las acciones de un hombre si actuara según lo que cree? Dejaría el púlpito si fuera honesto consigo mismo. 


Tengo muy poco respeto por aquellos que desde el púlpito o desde el salón de conferencias declaran:


“Este versículo está bien, pero aquél es una interpolación, y aquel otro es un mito”. Los hombres nos quieren enseñar que el libro de Génesis tuvo cuatro o cinco escritores distintos en los primeros capítulos. Esa es una enseñanza presuntuosa cuando la Palabra de Dios declara que santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo. ¿A cuál de los dos le va a creer usted-a la Palabra de Dios o a las opiniones de los hombres? Deberíamos interesarnos en la integridad de la Palabra de Dios.


Hemos dejado de andar en la libertad en este nuestro día y nuestro tiempo porque la Palabra no es real, no vive, no es dinámica para nosotros o en nosotros. Consecuentemente, la mayoría de la gente son inválidos espirituales, viajando gratis en lo espiritual. Ellos se pasean con las creencias de algún otro. Mucha gente hoy en día prefiere leer y estudiar la literatura del ahora antes que la literatura de la eternidad. ¿Por qué? Porque la palabra del hombre ha tenido preminencia sobre la maravillosa Palabra de Dios. Si lo que dice el hombre contradice a la Palabra, se quedan con la palabra del hombre antes que con la Palabra. Si queremos libertad, si queremos hacer conexión con los recursos para la vida más abundante, entonces la Palabra de Dios demanda que estudiemos y vivamos esta incomparable Palabra.


















1 comentario:

  1. El libro del Poder para la Vida Abundante se compone de una tabla de materias de cinco partes, haciendo un total de 25 capítulos, a medida que se vayan transcribiendo, todo Dios Mediante, se irán poniendo disponibles digitalmente.

    "La Palabra del Señor no está presa"

    Hechos 19:20:
    Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

    ¿Qué crecía? No la opinión del hombre. La Palabra del Señor crecía y la Palabra del Señor prevalecía. Cuando esa Palabra de Dios prevalece, empiezan a ocurrir cosas en nuestras vidas, en nuestra comunidad y en nuestra sociedad. Pero mientras el crecimiento de la Palabra de Dios sea impedido, mientras la gente no entienda la plenitud de la Palabra de Dios, nunca podrá prevalecer. Dios quiso que Su Palabra prevaleciese. Dios nos dio Su Palabra para que nosotros podamos guiar a la gente de las tinieblas a la luz gloriosa del evangelio de redención y salvación para hacer conocer Su voluntad. 

    Cita del libro "Poder para la Vida Abundante" V.P. Wierwille Pág. 119

    ResponderEliminar