viernes, 27 de junio de 2014

LA BIBLIA ME LO DICE Cap.3 V.P. Wierwille


                            
                CAPÍTULO TRES
 ¿Está usted limitando a Dios?

Jesucristo es en nombre más dulce que yo conozco, pues es en su nombre, y sólo en su nombre, que veo el potencial ilimitado en el hombre. Es en el nombre de Jesucristo que hombres y mujeres son salvos, renacidos, convertidos. Es en el nombre de Jesucristo que los enfermos son sanados para levantarse de nuevo y declarar la gloria del Señor.  Es en el nombre de Jesucristo que los espíritus malos son echados fuera y la gente es liberada para siempre en cuerpo y mente. A menos que conozcamos ese nombre de Jesucristo como una realidad viviente y vital en nuestras vidas, estamos definitivamente limitando a Dios.

El espíritu de Dios nace dentro de nosotros en el momento mismo en que aceptamos y creemos en el Señor Jesucristo y que Dios lo levanto de los muertos. Este es un milagro sobrenatural de Dios. Como creyentes no tenemos nada que ver con este nuevo nacimiento.  Dios es el hacedor de milagros. El es el que crea un nuevo espíritu dentro de nosotros y nos hace Sus hijos. De ahí en adelante, somos hijos de Dios, pertenecemos a la familia de Dios, somos niños de Dios, hijos de Dios y coherederos con Cristo Jesús.

Entonces ya no somos siervos que permanecen ignorantes en cuanto a su amo; sino que somos hijos, hijos de Dios. Como hijos de Dios, Satanás ya no tiene más derechos legales sobre nosotros a menos que le permitamos usurpar autoridad que él no posee legítimamente.  Nosotros  podemos limitar a Dios en nuestras vidas por no saber lo que es legalmente nuestro como hijos de Dios por Cristo Jesús.

Cuando Cristo murió en el Calvario, fue nuestro completo substituto, no sólo para el pecado sino también para las consecuencias del pecado. Nada fue dejado sin hacer en su substitución por nosotros. Cuando comenzamos a ver esta verdad y aceptamos la obra que Cristo llevó a cabo como una realidad finalizada, llegamos a ser hombres y mujeres llenos del espíritu muy deseoso de manifestar nuestros derechos filiales.
        
Cuando esta gran transformación tenga lugar y no limitemos a Dios. Entonces no hablaremos sobre preocupación, miedo, ansiedad, enfermedad y deseo. Olvidamos esos negativos pues somos hijos por medio de Jesucristo que los venció. Somos hombres y mujeres que rehusamos limitar el poder de Dios en nosotros porque deseamos traer al mundo el conocimiento del Cristo vivo. Cuando no limitemos a Dios, estaremos viviendo la Palabra y la Palabra estará viviendo en nosotros.

2 Corintios 9:8
Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros
toda gracia, a fin de que, teniendo siempre
en todas las cosas todo lo suficiente,
abundéis para toda buena obra.

¿Hemos estado limitando a Dios en nuestras vidas? Debemos estar haciéndolo si no tenemos todo lo suficiente en todo.

Suficiencia es la voluntad de Dios para Sus hijos a fin de que Sus hijos puedan abundar para toda buena obra.   Que tengamos suficiencia es la voluntad de Dios para nosotros; y sin embargo,  ¿cuántos de nosotros hemos limitado a Dios al no permitirle llevar a cabo esta promesa en nuestras vidas?   Cuán lentos hemos sido en darnos cuenta de que Dios es nuestra habilidad, que El es la vida de nuestras vidas, que El es la fuerza de nuestras fuerzas, que El es nuestra suficiencia.
      
Frecuentemente limitamos a Dios en nosotros mismos por nuestra creencia equivocada. Nuestro propio razonamiento dice: “Simplemente no podemos tener todo lo suficiente. Eso no puede ser”. Y así confesamos lo negativo, cuando todo el tiempo Su espíritu dentro de nosotros está gritando: “Suficiencia en todo”. Hemos sido de tal manera enseñado a respetar el conocimiento que nos viene por nuestros cinco sentidos que no logramos reconocer el conocimiento que viene a nosotros del reino superior, el espiritual, donde la Palabra de Dios, y no la razón, ocupa el primer lugar. Ambos reinos o mundos están aquí: el mundo natural es un hecho, el mundo espiritual es verdad.
      
Hay cuatro reinos en este mundo, y uno se sobrepone al otro: el reino vegetal, el reino animal, el reino del hombre, y el Reino de Dios. Los primero tres componen el mundo natural; el Reino de Dios es el mundo sobrenatural o espiritual. El mundo natural y todas las cosas en él vienen a la mente a través o por medio de los sentidos naturales.

Las verdades del mundo espiritual absolutamente no dependen de los sentidos, sino más bien del espíritu proveniente de Dios en el hombre.
       
No podemos saber nada del mundo espiritual por medio de los sentidos. Por eso es que Pablo dijo por inspiración divina en 1 Corintios 2:14: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura…porque (los asuntos espirituales) se han de discernir espiritualmente”.
       
Las cosas espirituales del mundo espiritual pueden ser conocidas en este mundo únicamente por el Espíritu de Dios que mora en nosotros. Entonces, y sólo entonces, puede el Espíritu relatarnos verdades acerca del mundo espiritual y darlas a conocer a nuestros sentidos.

Entonces y sólo entonces, tenemos la habilidad dada por Dios dentro de nosotros, haciéndonos conocer cosas acerca del mundo espiritual.
       
Una vez y otra vez, después de que he explicado la diferencia entre el mundo natural y el espiritual, cómo uno se sobrepone al otro y que dos conjuntos de leyes enteramente diferentes están en existencia, la gente me ha dicho que ellos de allí en adelante fueron capaces de darle a Dios el lugar que El merecía. Entonces rehusaron limitar a Dios dentro de sí mismo.     
  
Poca gente se da cuenta de la gran verdad espiritual de la substitución de Cristo y la justicia del creyente. Un  hombre en quien la nueva creación vive es justo ante Dios, de acuerdo con la Palabra de Dios. El hombre renacido es justo, y ser justo quiere decir que podemos pararnos ante Dios en la justicia con la cual El nos vistió por nuestra aceptación de Cristo como nuestro substituto por el pecado y las consecuencias del pecado.
      
Permítame darle una definición de justicia que le ayudará a romper los poderes de las tinieblas en y sobre su vida. Justicia  es su habilidad dada por Dios para estar en la presencia del Padre sin un sentido de pecado, culpa o condenación. Esto quiere decir que usted como hijo de Dios puede pararse también en la presencia misma de Satanás sin miedo o derrota porque usted conoce sus derechos en Cristo y ha reclamado la suficiencia que Dios le ha dado.
        
Cuando reconocemos que Dios en Cristo vive en nosotros, esa clase de creencia nos hace victoriosos sobre Satanás en todos los aspectos. Entonces llegamos al punto en que confiamos en el poder o la habilidad de Dios en Cristo en nosotros. Reconocemos nuestro lugar en la vida y trabajamos sabiendo que Dios en Cristo en nosotros nos asegura el éxito.Vamos a nuestras tiendas con confianza natural—entramos en nuestros hogares, en nuestros negocios, sabiendo que Dios en Cristo en nosotros nos hace ganadores en toda situación.
      
Al señalar la abundancia que Dios nos ha dado, quiero que note Efesios 3:20. Es más,  quiero que lo aprenda tan bien que será una realidad viviente en usted día a día pues entonces usted sabrá que el poder de Dios está actuando en su vida

Efesios 3:20:
Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas
mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos,
según el poder (o habilidad de Dios) que actúa en nosotros.
    
¿Cuánto le estamos permitiendo a Dios que actúe en nosotros? Esa es la pregunta principalísima. No es una cuestión de la habilidad o la voluntad de Dios. Simplemente es una cuestión de permitir que la grandeza ilimitada de Dios viva en nosotros y produzca en nosotros así el querer como el hacer, por Su buena voluntad. El hará todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, pero sólo al grado que manifestemos el poder potencial interno.

1 Juan 4:4
…Hijitos, vosotros sois de Dios… porque
mayor es el que está en vosotros,
que el que está en el mundo.
         
Así pues, yo sé que la “vida más abundante” de la cual se habla en Juan 10:10 está en mí.  El no está más conmigo para condenarme por mi pecado y mis defectos; sino que El está en mí para guiarme y llevarme a toda verdad y a una abundancia aun más allá de lo que yo me puedo imaginar.
       
Quiero que Dios pueda implementar la grandeza de Su amor y suficiencia en su vida. Pero El no puede exceder el deseo o la libertad de voluntad que usted tiene. Usted tiene que aceptar, por creencia, los positivos de Su Palabra y echar de su mente los negativos de este mundo. Dios ha escrito Su voluntad (Su testamento) de abundancia para usted, pero usted no puede recibir lo que Él ha hecho disponible hasta que crea su Palabra.
       

¿Ha estado usted limitando a Dios? ¿Por qué no libera el poder de Dios que está latente en usted, y cree a Dios para la abundancia que El ha prometido?

2 comentarios:

  1. Creo que hay muchísimas personas perdiéndose un material tan excelente como este que no solo ayuda a una persona a salir de la depresión y darle el real sentido a nuestras vidas -porque es la Palabra de Dios correctamente dividida- sino que además es gratuito y está al alcance de todo aquel que quiera oir. Bendiciones por este trabajo. Bendiciones por esta página. Solo voy a añadir algo que Dios dice en Su Palabra "EL DIOS NO SE OLVIDA DEL TRABAJO QUE HACEMOS PARA EL"

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    1. Quedo muy agradecida a Dios, Virginia, que me muestra también contigo, Sus bondades y misericordia, recordándonos una y otra vez Su Fidelidad. Gracias, el Dios de paz y toda Gracia siga haciendo abundar tu vida en todo, en Nombre de Cristo Jesús.

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