CAPÍTULO DOS
Como Evitar
Ser Un Fracaso
La sencillez de la Palabra de Dios, la Biblia, es asombrosa. La mayoría
de nosotros tenemos demasiada teología complicada y no tenemos suficiente
creencia simple. Estamos encerrados en tantos negativos que aun los positivos
están cubiertos bajo un manto de tinieblas. Hacemos a Dios demasiado difícil. Nadie
quiere ser un fracaso. Dios no quiere ningún fracaso—entonces, ¿por qué ser
uno? Usted no tiene que serlo, si no quiere. Este es el significado exacto de
este estudio.
Recuerde la historia de la mujer que perdió una de las diez dracmas.
Ella buscó diligentemente hasta que la encontró. Después que dio con ella,
llamó a todas sus vecinas y tuvo una celebración, pues habiendo perdido una
simple dracma de pocos centavos de valor, por fin la encontró. Todas las
vecinas se regocijaron con ella. Imagínese usted un pueblecito en un sector de
su país que se entusiasme por unos pocos
centavos--¡sin mencionar que todas las vecinas llegaran a estar tan animadas
con esto! ¿Cómo evito ser un fracaso
esta mujer?
Lucas 15:8-10:
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde
una dracma,
no enciende la lámpara, y barre
la casa,
y busca con diligencia hasta
encontrarla?
Y cuando la encuentra, reúne a
sus amigas y vecinas,
diciendo: Gozaos conmigo, porque
he encontrado
la dracma que había perdido.
Así os digo que hay gozo delante
de los ángeles de Dios
por un pecador que se arrepiente.
Hay tres relatos interesantes en el capítulo quince de Lucas y los tres
tratan todos con el mismo asunto principal. El primero es concerniente a un
pastor que tenia cien ovejas, de las cuales sólo noventa y nueve estaban sanas
y salvas. El tercer relato es el que la mayoría de las personas ha llamado
erróneamente: “La historia del hijo pródigo”, y que más apropiadamente sería
“La historia del padre que perdona”. El segundo es un relato de una mujer que
evito ser un fracaso porque encontró una simple dracma. Puede que usted se ría
pero es verdad—su esposo la hubiera echado de la casa si ella no hubiera
encontrado la dracma perdida. Así que
ella hubiera sido un fracaso en lo que concierne a todo el pueblo, incluyendo hombres y
mujeres.
Las dracmas no son meramente diez piezas ordinarias de dinero o diez
monedas con poco significado; son el regalo más precioso que la novia recibe de
su novio en el momento de su matrimonio.
Cada dracma es aproximadamente de 2,5 centímetros de diámetro. En un lado de la dracma está grabado el
emblema por el cual se conoce esa familia en particular. Si el timbre familiar fuera una oveja, bien
alimentada, protegida y segura, esa imagen estaría grabada sobre un lado de
todas las dracmas. Por el otro lado estaría estampado el año en que la dracma
fue hecha.
El esposo le da este dote especial a su esposa en el día de su
matrimonio. En cuanto a dólares y centavos, no es de mucho valor, pero el valor
sentimental no tiene precio. El dinero no es substituto alguno para la dracma
perdida.
Tanto ahora como durante el tiempo en que vivió Jesús, las mujeres en el
oriente a menudo reciben valiosos regalos de joyería en el momento del
matrimonio. Todas las joyas que una mujer recibe pasan a ser su propiedad y
posesión con la excepción de las diez dracmas. Ella tiene todos los derechos
legales sobre todas sus joyas; el esposo no tiene ninguno. El no puede quitarle
sus joyas bajo ninguna circunstancia, con una excepción—la joya llamada “Las
diez dracmas”. Esta joya, en el caso de
la muerte de su esposo, tiene que ser devuelta inmediatamente a la familia del
esposo.
La joya llamada las diez dracmas
es usada por la esposa sólo en ocasiones muy especiales. Debido a su amor por su esposo, ella se las
podría poner mientras su esposo está trabajando, y contemplarse en el espejo,
apreciativa del regalo y del amor de su esposo. Debido a que son tan preciosas
para ella, raramente las usa, por temor de perder una. El vigésimo quinto o quincuagésimo
aniversario de bodas se prestaría para su uso. Solamente en ocasiones muy
especiales.
Cuando la esposa usa la joya de las diez dracmas, usa cinco dracmas de
un lado de la cabeza, hacia el frente de su cabeza, y las otra cinco en el otro
lado de su cabeza. Cada dracma tiene un
pequeño enganche en la parte superior. Con estos enganches la esposa fija las
dracmas en su pelo. Así pues, usted
puede entender cuán fácilmente una dracma, o un número de ellas, podría
desengancharse y, sin darse cuenta, ella podría perderlas.
Si ella pierde cualquiera de las dracmas, será echada de la casa por su
esposo. El esposo no se divorciaría de ella ni se enojará con ella por esto,
sino que simplemente expulsara a su esposa pues ella le ha deshonrado a él y a
su casa y ha traído reproche sobre su familia. El esposo se deshace de su
esposa no por el valor monetario de las diez dracmas, sino porque perder unas
de las dracmas significa el retiro del favor de Dios de la familia. La pérdida
de una dracma es vista como una maldición sobre toda la familia. Ni el esposo ni los padres le tendrán rencor;
pero la esposa no recibirá compasión alguna de su esposo, de los padres de él o
de los otros familiares por parte de él. Un millón de dólares, dados por la
familia de la esposa al esposo, no arreglaría el asunto.
Cuando la esposa pierde una dracma, todo el pueblo se interesa en ella
pues ellos saben las consecuencias de ser deshonrada y expulsada. Las mujeres
de toda la ciudad saben lo que le sucederá. Por lo tanto, cuando la esposa
encuentra la dracma perdida y sabe que ésta está salva y segura, llama a todas
sus vecinas para que se regocijen con ella por la dracma que ha encontrado.
Ella ha evitado ser un fracaso.
Nosotros también podemos evitar ser un
fracaso poniendo primero lo que debe estar primero.
Mateo 6:33
Mas buscad primeramente el reino
de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán
añadidas.
Busque cualquier otra cosa primero y todas las cosas les serán
sustraída.
Somos la creación más preciosa de Dios. El no quiere fracasos y El no
causa fracasos. Su voluntad para nosotros es: éxito en todo.
El primer escalón en esta escalera del éxito es que un pecador se
arrepienta. El arrepentimiento es para los pecadores no salvos: la confesión es
para los pecadores salvos. El amor de Dios, el corazón del Padre, de tal manera
anhela al perdido que la iglesia se entregará sin reserva, sin dejar nada por
hacer para encontrar la preciosa joya perdida. ¿Quién es esa “joya” ¿ Cada uno
de nosotros si no le hemos aceptado.
Usted dice: “¿Qué tengo que hacer?” El padre dice: “Arrepiéntete”. ¿Cómo
arrepentirse? El arrepentimiento es hacer la voluntad de Dios. No es llorar a
mares. Cantar himnos o correr hacia el
altar. Todo esto puede o no estar envuelto, pero sin embargo estas cosas no son
arrepentimiento. El arrepentimiento es
hacer lo que Dios dice; y El dice en Romanos 10:9, “que si confesares con tu
boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo”. El arrepentimiento de su parte es confesar con su boca
al señor Jesús como su señor y salvador personal. Es creer en su corazón, lo
más íntimo de su ser, que Dios levantó a Jesús de los muertos, y que Jesús está
resucitado y vivo, sí, vivo por usted y en usted. Esto es arrepentimiento. Esto trae gozo, no
sólo a los ángeles en el cielo, sino también al corazón del Padre pues una
preciosísima joya perdida ha sido encontrada; una vida más ha evitado el fracaso.
Pero usted dice: “¿Todavía puedo hacer esto? ¿Puedo levantarme sobre
todo fracaso? ¿Puedo estar seguro?” Sí, usted puede estar tan seguro como Dios
mismo. Pues El garantiza Su Palabra; El respalda Su Palabra; El se asegura de
que Su Palabra se ejecute.
En él usted está completo. Usted es un hijo de Dios; un coheredero con
Cristo Jesús. Usted tiene recursos ilimitados. Con él usted no puede fracasar,
sólo tener éxito. Sin él, usted no puede
tener éxito, sólo fracasar. Su invitación es para usted, pues es para todos:
“Venid a mí…y yo os haré descansar”.
“..No te desampararé, ni te dejare.
¡Venga! ¡Evite ser un fracaso!
* * *
Es usted el que decide
Si le cree o Le echa a un lado
Es usted el que resuelve
Si lo acepta o queda alejado.
Tomarle o dejarle, tendrá que elegir;
Si le cree, le aseguro, Sin fracaso ha de vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario