martes, 2 de septiembre de 2014

PODER PARA LA VIDA ABUNDANTE CAP.25




CAPITULO 25
EL ESPIRITU SANTO Y EL FRUTO DEL ESPIRITU


La última preparación que hizo Jesucristo antes de su ascensión fue instruir a sus apóstoles sobre la venida de lo que nosotros llamamos Pentecostés, el día en que fue fundada la Iglesia. Con el establecimiento de la Iglesia, se dio la promesa del Padre. Hechos 1 relata estos acontecimientos.

Hechos 1:4,5 y 8:
Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí.


Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.


A la Iglesia se le dio una gran habilidad con la venida del poder inherente del espíritu santo. Antes de estudiar la Palabra de Dios para ver lo que se quiere decir por el espíritu santo, clarifiquemos primero la diferencia entre el Donador, Espíritu Santo, y el don, espíritu santo.

En esta cuestión está involucrada una ley. Dios no puede dar puré de papas con salsa o libros o casas. Dios puede dar solamente lo que El es. Puesto que Dios es Espíritu Santo, El tiene que dar esto como Su don. En el día de Pentecostés El dio espíritu santo. Las mismas palabras se usan en el texto crítico griego y en el arameo; y estos textos no han diferenciado entre el Donador y Su don. Ahí es donde ha entrado la confusión. Dios es Espíritu Santo con E mayúscula y con S mayúscula; Su don, que fue dado en el día de Pentecostés, fue pneuma hagion, que es espíritu santo, y siempre debe ser traducido con una e minúscula y con una s minúscula. Dios dio lo que El es-Espíritu y Santo; Su don es el poder desde lo alto, espíritu santo.

Puesto que este don es espíritu, no es posible verlo, oírlo, olerlo, gustarlo o tocarlo. ¿Cómo entonces puedo saber por mis sentidos lo que recibí cuando Dios puso Su espíritu en mí y me hizo un ser de cuerpo, alma y espíritu? Por la Palabra de Dios. La Palabra de Dios me dice lo que he recibido y entonces yo lo pongo en mi mente deliberadamente y empiezo a actuar sobre el conocimiento de Su Palabra. A medida que actúo, veo las manifestaciones del espíritu en el mundo de los sentidos.

El Espíritu Santo da un don a un creyente que recibe, pero este don, que es uno, tiene nueve partes o manifestaciones. No hay más ni menos que nueve manifestaciones del espíritu. Estás son expuestas en 1 Corintios 12.

1 Corintios 12:7-10:
Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.

Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu;

a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu.

A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos 
[diferentes] géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.

El don proveniente del Espíritu Santo fue dado en el día de Pentecostés, y está tan fácilmente disponible en nuestros tiempos como lo estuvo para los apóstoles pues todos nosotros pertenecemos a la Iglesia de Dios. El don viene con la aceptación por parte de un individuo de Cristo como su señor de acuerdo con Romanos 10:9. El Libro de Hechos y las epístolas paulinas hacen referencia constantemente al poder del espíritu santo, o si no, demuestran el poder que aquellos hombres de Dios sabían que tenían. La razón por la que vemos tan poco (si es que vemos algo) de la manifestación del espíritu hoy en día es porque nunca se nos ha enseñado. Tenemos el don, espíritu santo, pero las manifestaciones tiene que ser operadas por nosotros; y sobre esto la mayoría de los creyentes no saben nada.

Las manifestaciones se dividen por su uso en tres grupos: (1) manifestaciones de inspiración; (2) manifestaciones de información; (3) manifestaciones de impartir poder. Las características de las manifestaciones sugieren los nombres. Lo que sigue será una definición breve de lo que hacen las nueve manifestaciones para quienes las operan.


Ӏ. Las manifestaciones de proferimiento, de hablar, de adoración, de inspiración.

  1. Hablar en lenguas-presentar un mensaje de Dios en un idioma desconocido al que habla lo cual edificará el espíritu. El hablar en lenguas es para uso en la vida privada de oración, a menos que el mensaje sea interpretado en una reunión de creyentes.

  2. Interpretación de lenguas-interpretar el hablar en lenguas en una reunión de creyentes. Edifica, exhorta y consuela al cuerpo presente, a medida que Dios da la expresión al que habla y el que habla la presenta.

  3. Profecía-presentar en una reunión de creyentes un mensaje proveniente de Dios en el idioma de los presentes, un mensaje que les edificará, exhortará, y consolará.


ӀӀ. Las manifestaciones de revelación, de información, de instrucción, de conocimiento.

  1. Palabra de ciencia-recibir información proveniente de Dios sobre cualquier situación dada sobre la cual el creyente por sus cinco sentidos no puede saber.

  2. Palabra de sabiduría-recibir instrucción por parte del creyente sobre qué hacer con la información que él ha recibido por medio de palabra de ciencia.

  3. Discernimiento de espíritus-recibir información por parte de un creyente sobre la presencia, ausencia e identidad de espíritus; si los espíritus son malos, pueden entonces ser echados fuera en el nombre de Jesucristo.


ӀӀӀ. Las manifestaciones de acción, de poder, de impartir.

  1. Fe (creencia)-manifestar la fe de Jesucristo lo que hace posible que un creyente haga suceder lo imposible por la orden del creyente según la revelación de palabra de ciencia, palabra de sabiduría y/o discernimiento de espíritus.

  2. Milagros-efectuar en el nombre de Jesucristo fenómenos que exceden la ley natural.

  3. Sanidad-ministrar sanidad en el nombre de Jesucristo para restaurar, curar, hacer sano o entero, o para reconciliar físicamente. Esta manifestación no es oración por los enfermos.


Es urgente, si vamos a tener el poder que Jesucristo hizo disponible, que estudiemos la Palabra de Dios y empecemos a poner en evidencia las nueve manifestaciones del espíritu santo.

El don, espíritu santo, no es el fruto del espíritu del que habla Gálatas 5, en la misma manera en que fruto no es una manifestación o un don. El fruto es el resultado de la manifestación del espíritu. Primero una persona tiene que recibir espíritu y luego tiene que manifestar el poder del espíritu en el mundo de los sentidos para que finalmente sea producido el fruto.

Gálatas 5:22,23:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,

mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.


Si hemos sido renacidos y estamos manifestando el don del espíritu santo estamos produciendo amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Nuestro evidenciar el fruto del espíritu indica la calidad de nuestro andar cristiano.

Con el conocimiento de nuestro derechos filiales y teniendo la mente renovada, combinado con la operación de las manifestaciones del espíritu santo produciendo fruto del espíritu, ciertamente somos más que victoriosos*. ¡Ciertamente que podemos ser dínamos de poder! No necesitamos esperar más porque tenemos el poder para manifestar la vida abundante ahora.



*Wierwille, Victor Paul, Recibiendo el espíritu santo hoy (American Christian Press, New Knoxville, Ohio 45871, EE.UU.)

1 comentario:



  1. Este libro de Poder para la vida abundante se compone de una tabla de materias de cinco partes, haciendo un total de 25 capítulos.

    "La Palabra del Señor no está presa"

    Hechos 19:20:
    Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

    ¿Qué crecía? No la opinión del hombre. La Palabra del Señor crecía y la Palabra del Señor prevalecía. Cuando esa Palabra de Dios prevalece, empiezan a ocurrir cosas en nuestras vidas, en nuestra comunidad y en nuestra sociedad. pero mientras el crecimiento de la Palabra de Dios sea impedido, mientras la gente no entienda la plenitud de la Palabra de Dios, nunca podrá prevalecer. Dios quiso que Su Palabra prevaleciese. Dios nos dio Su Palabra para que nosotros podamos guiar a la gente de las tinieblas a la luz gloriosa del evangelio de redención y salvación para hacer conocer Su voluntad. 

    Cita del libro "Poder para la Vida Abundante" V.P. Wierwille pág. 119

    ResponderEliminar