martes, 2 de septiembre de 2014

PODER PARA LA VIDA ABUNDANTE CAP. 24




CAPITULO 24
LOS CINCO MINISTERIOS EN LA IGLESIA


La Iglesia fue establecida en el día de Pentecostés. A cada miembro -a todo aquel que ha creído, cree o creerá en Jesucristo- le ha sido encargado el ministerio de reconciliar a otros con Dios. Además de este encargo global que fue hecho, Dios designó específicamente cinco dones de ministerios para la Iglesia. El propósito de estos ministerios es capacitar a los creyentes para que anden con el poder de Dios mientras añaden nuevos miembros al Cuerpo y ayudan a los miembros antiguos a mantenerse en comunión. Los cinco dones de ministerios están establecidos en Efesios 4. Antes de empezar a leer, note que los versículos 9 y 10 están entre paréntesis. Un paréntesis es una figura literaria insertada como explicación. Entonces para mayor claridad leamos el versículo 8 y saltemos al versículo 11 para continuar el punto en cuestión.

Efesios 4:8 y 11:
Por lo cual dice: Subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres.


Y él mismo 
[Dios en Cristo] constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros.

Algunas personas sostienen que cuando los apóstoles del Nuevo Testamento murieron, no hubo más apóstoles o profetas. Este no puede ser el caso porque Dios dijo que “Subiendo a lo alto, [Cristo] llevó cautiva la cautividad, Y dio dones” a la Iglesia. Vivimos durante la Administración de la Iglesia así que estos dones todavía tienen que sernos dados. Efesios dice que El dio (1) apóstoles, (2) profetas, (3) evangelistas, (4) pastores y (5) maestros. Si quedan algunos pastores, tiene que haber algunos apóstoles; si quedan algunos maestros, tiene que haber algunos profetas; si quedan algunos evangelistas, tiene que haber algunos apóstoles, profetas, pastores y maestros.

Antes de seguir, permítame definir los cinco dones de ministerios:

Un apóstol es uno que trae nueva luz a su generación. Puede ser revelación antigua, pero es nueva para la generación a quien él habla.

Un profeta es uno que habla por Dios a la gente de Dios. El no es un evangelista; él trabaja dentro del cuerpo de creyentes. Un profeta es un hombre que habla a la gente de Dios para que ellos vuelvan a la Palabra de Dios y a la comunión que ordenó el Padre.

Un evangelista es uno que gana a los perdidos, los no-salvos, para Cristo, enseñándoles el nuevo nacimiento y viéndoles renacer.

Un pastor es uno que cuida de las necesidades individuales dentro de la Iglesia. El cuida el rebaño.

Un maestro expone la exactitud de la maravillosa e incomparable palabra de Dios a los creyentes.

Efesios 4:11 dice que Dios constituyó apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Luego el versículo 12 dice para qué propósito los dio.

Efesios 4:12:

A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo.

Estos ministerios no pueden ser para la perfección espiritual de los santos porque espiritualmente los santos son perfectos. Como aprendimos antes, los santos tienen a Cristo adentro. Pero los ministerios fueron dados para la perfección de los santos en su andar en la mente renovada. Estos ministerios son para edificar y mantener el cuerpo de Cristo.

El versículo 13 de Efesios 4 nos dice cuánto tiempo estos ministerios van a existir.

Efesios 4:13:

hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

¿Cuándo será el tiempo? 1 Corintios 13 nos dice que esto será cuando Cristo regrese. Entonces le veremos tal como él es y seremos semejantes a él porque él nos ha comprado y llamado y recogido. Hasta el momento de su regreso, tenemos apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros en la Iglesia para el perfeccionamiento de los santos y la edificación de todos los creyentes.

Efesios 4:14-16:

Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error,

sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.

“Para que ya no seamos niños”. Debemos crecer y no ser nenes que tiene que ser alimentados por un biberón toda la vida.

Estas son las razones por las que los ministerios han sido dados a la Iglesia. La Iglesia debe ser edificada y no llevada “…por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error”. Usted y yo como hijos de Dios debemos saber lo que tenemos en Cristo Jesús y ser capaces de andar con la eficacia y el poder de Dios en nuestra vida. Tenemos apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros para ayudarnos en nuestra vida abundante en Cristo Jesús.

Hebreos 4:16:

Acerquémonos, pues, confiadamente [no con duda] al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Nosotros vamos a nuestro Padre confiadamente y decimos: “Padre, tú sabes mi necesidad, y te agradezco por su cumplimiento en este mismo momento”. Tenemos que aprender a mantenernos firmes en nuestros derechos legales como hijos de Dios. Romanos 8:17 nos dice que somos “herederos de Dios y coherederos con Cristo”. Si la Iglesia comparte plenamente lo que Cristo ha heredado, nosotros, como miembros de la Iglesia, tenemos una riqueza tremenda. El texto arameo en Colosenses 2:10 dice: “Nosotros estamos completamente completamente absolutamente completos en él”. ¿Cómo entonces puede faltarnos alguna cosa?

1 comentario:


  1. Este libro de Poder para la vida abundante se compone de una tabla de materias de cinco partes, haciendo un total de 25 capítulos.

    "La Palabra del Señor no está presa"

    Hechos 19:20:
    Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor.

    ¿Qué crecía? No la opinión del hombre. La Palabra del Señor crecía y la Palabra del Señor prevalecía. Cuando esa Palabra de Dios prevalece, empiezan a ocurrir cosas en nuestras vidas, en nuestra comunidad y en nuestra sociedad. pero mientras el crecimiento de la Palabra de Dios sea impedido, mientras la gente no entienda la plenitud de la Palabra de Dios, nunca podrá prevalecer. Dios quiso que Su Palabra prevaleciese. Dios nos dio Su Palabra para que nosotros podamos guiar a la gente de las tinieblas a la luz gloriosa del evangelio de redención y salvación para hacer conocer Su voluntad. 

    Cita del libro "Poder para la Vida Abundante" V.P. Wierwille pág. 119

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